Sin Cristiano fue, en efecto, otro Madrid, pero no peor. En la primera parte fue mejor, incluso bastante mejor. Apareció un fútbol combinativo, de posesión, hermoso y nuevo … Claro que de esto no debe entenderse que haya que poner en duda a Cristiano. Sus goles compensan esa singularidad suya. Quizá sí fuera bueno conseguir que cambiara su juego, meter sus cualidades en un fútbol más colectivo, que no le fatigara ni exigiera a él tanto y que permitiera sacar más provecho a las condiciones de otros …
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