Cuarteles de invierno.

MADRID, 27 (OTR/PRESS)

El seísmo del 22 de mayo ha destrozado la circunscripción socialista y ha resquebrajado su suelo electoral de tal manera que cualquier camino por el que opte el PSOE a partir de ahora lo encontrará preñado de baches. Aún noqueado por los resultados, busca las causas del descalabro y no acierta a encontrar respuestas absolutas. No sabe valorar si Zapatero anunció su retirada demasiado pronto o demasiado tarde, no es capaz de calibrar si en el retroceso ha tenido más peso la crisis o la manera de gestionarla y de explicarla, desconoce si el futuro reencuentro con sus votantes puede venir de un giro a la izquierda o de un viraje hacia el centro, y si la persona para pilotarlo debe ser un joven dispuesto a la brega o un veterano ya curtido. Empeñado Zapatero en proseguir las reformas, parecería que sólo la llegada de sus frutos, aunque fueran incipientes, podría propiciar el retorno de los desencantados. Pero, aunque las elecciones generales no se precipiten, el tiempo es corto para esos milagros.

Después están las cuestiones de procedimiento en las que llevan embarcados los socialistas desde la noche del domingo. Se preguntan si todo se resuelve con unas primarias, camino marcado por Zapatero tras su renuncia, o con un Congreso Extraordinario en el que el partido resuelva el qué y el cómo antes de elegir al quién. Esta es la opción defendida por Patxi López. Cada salida tiene sus riesgos. La segunda, uno añadido, desalojar a Zapatero de la Secretaría General, lo que dejaría en bandeja al PP un argumento demoledor: si ni siquiera le quieren los suyos para gobernar su partido, como podrá sostenerse gobernando España, ya sea por unos meses.

En estas estábamos cuando la ministra de Defensa, Carme Chacón, carne de todas las quinielas en la carrera sucesoria, nos comunica que no se presentará a las elecciones primarias. Dado que no había anunciado su candidatura, aún andamos digiriendo este hito de la rareza política consistente en renunciar a lo que aún no se ha optado. Pero asimilada la extravagancia de este abandono preventivo, quedan las graves palabras con las que Chacón justifica su retirada: «para preservar la unidad del partido y la estabilidad del Gobierno». Cabe pensar que exagere en sus apreciaciones para dar dramatismo a su decisión, porque si no es así tendríamos que concluir que las cosas dentro del PSOE son aún más graves de lo que parecen, aunque resulte difícil imaginarlo. También es posible que su experiencia al frente de Defensa le haya proporcionado los suficientes conocimientos de táctica y estrategia como para saber cuándo uno debe retirarse a los cuarteles de invierno a la espera de momentos más propicios para la batalla.

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