Recuperar un bien tan escaso como el agua que llega a las alcantarillas hace tiempo que dejó de ser una opción y se convirtió en una obligación. Del irresponsable vertido directo al mar o a los ríos se pasó a su tratamiento químico y, después, al uso de bacterias para sanearla. Pero esta recuperación biológica tiene dos problemas: su coste y la generación de fangos que hay que tratar …
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