«¡Las reglas están para romperlas!». Rafael Nadal pasa un brazo por encima del hombro a un guardia de seguridad imberbe que se derrite ante la presencia franca y la sonrisa abierta del número uno del tenis mundial. El español intenta ayudar a un reportero al que no dejan circular con libertad por Wimbledon porque la organización ha subrayado la jornada en rojo: una quincena de miembros del movimiento ciudadano 15-M intentó entrar el sábado pasado al club, estricto contra las proclamas políticas …
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