El tribunal del jurado ha declarado culpable al acusado de haber matado a un hombre, en junio de 2009, en la habitación de un hostal en Sant Antoni de Portmany (Eivissa), considerado probado por tanto que Alvaar P. incurrió en un delito de asesinato, si bien aprecia la atenuante de colaboración.
Así lo ha dado a conocer esta tarde el jurado durante la lectura de su veredicto tras el juicio celebrado a finales de junio en la Audiencia Provincial de Palma.
En sus conclusiones, la Fiscalía ha solicitado para el acusado la pena de 15 años de prisión y una indemnización para los familiares de la víctima, Gilberto Alejandro A.C., de 200.000 euros, mientras que la acusación particular reclama una pena de 17 años y medio así como una indemnización para la familia de 300.000 euros.
Por su parte, el abogado defensor solicita la pena de 15 años de cárcel y el pago de 60.000 euros en concepto de indemnización. Será en próximos días cuando la magistrada presidenta del tribunal dicte sentencia.
Los hechos sucedieron, según las acusaciones, después de que ambos se conocieran en la parada del autobús del aeropuerto, tras llegar a Ibiza en un vuelo procedente de Londres. Tras iniciar una conversación amigable, decidieron compartir alojamiento en Sant Antoni a fin de abaratar su estancia, pasando su primer día juntos por la localidad comiendo y tomando algunas cervezas.
Sin embargo, de vuelta en la habitación, los dos iniciaron una discusión en el curso de la cual el acusado, «fuera de sí» y sin que mediara agresión previa alguna por parte de su víctima, se abalanzó sobre él con la intención de matarle esgrimiendo un cuchillo de 10 centímetros de hoja, ante lo cual Gilberto trató «desesperadamente de defenderse» con las manos.
Pese a ello, finalmente Alvaar P. se colocó detrás de él ganándole la posición y asestándole una fuerte puñalada en el lado derecho del cuello que le seccionó el músculo esternocleidomastoideo y le desgarró la vena yugular, lo que provocó que Gilberto falleciera desangrado a los pocos minutos. El acusado intentó limpiar la sangre de la habitación y escondió el cadáver envuelto en ropas debajo de una de las camas.
Tras ello, el presunto asesino huyó del lugar y, cinco días más tarde, se entregó en dependencias de la Policía manifestando haber apuñalado a su compañero. Las acusaciones aseveran que el imputado tiene un carácter violento, impulsivo e introvertido, pero no padece ningún tipo de enfermedad mental que le pudiera haber llevado a acabar con la vida de su víctima.
