«Somos judíos». Así, escuetamente, algunos chuetas de Mallorca, ciudadanos descendientes de judíos conversos, perseguidos hace siglos por la Inquisición, comunican lo que constituye una novedad «histórica». El gran rabino de la corte Nissim Karelitz, una autoridad ultraortodoxa de Israel, en apenas tres líneas les «reconoce» …
Lea el artículo completo en www.elpais.es