Pineda (PSC) ve inviable el tope de inmigración que plantea el alcalde de Salt

La ex alcaldesa de Salt Iolanda Pineda (PSC) ha considerado inviable la propuesta del alcalde y futuro presidente de la Diputación de Girona, Jaume Torramadé (UDC), de limitar y redistribuir los inmigrantes en los municipios más saturados, señalando no se puede impedir la libre circulación.

En declaraciones a Europa Press, Pineda ha tildado la propuesta de «poco creíble e imposible», argumentando que no se puede imponer a nadie el lugar de residencia, y ha reprochado a Torramadé que la población extranjera pasase del 6% a en torno al 40% bajo su mandato, entre 1999 y 2007.

«¿Qué hizo cuando era alcalde? No pudo ni frenar el flujo de inmigrantes», ha insistido la concejal del PSC, quien ha rechazado que reservar pisos del núcleo de Salt para los autóctonos tenga efecto alguno para equilibrar la composición del vecindario.

«Los autóctonos no quieren vivir en el centro ni que se les pague», ha asegurado, y ha explicado que ya bajo su mandato declinaban sistemáticamente mudarse a pisos de la bolsa de vivienda municipal con alquileres de 250 euros al mes por encontrarse en una zona con un 80% de inmigrantes.

En cuanto a la construcción de viviendas de protección oficial en los municipios colindantes con polígonos industriales, ha afirmado que ya está previsto por ley y ha apostillado: «¿Si las personas deben vivir donde trabajan, quién viviría en Salt?», en referencia a la falta de dinamismo económico de la población.

Sí ha coincidido con Torramadé en la necesidad de que las escuelas de los municipios adyacentes acojan parte del alumnado inmigrante, al tratarse de una medida que ya plantearon los socialistas en su momento, y ha reclamado el compromiso de la Generalitat y de las localidades vecinas.

«Salt percibe la poca solidaridad de los municipios vecinos y la falta de perspectiva de los diversos Governs, que no encuentran soluciones para la ciudad», ha lamentado.

Para Pineda, la mejora de la calidad de vida pasa por renovar el centro urbano –ubicando equipamientos y espacios abiertos– para hacerlo más atractivo a los autóctonos; redistribuir a los escolares extranjeros, y reactivar la economía para poner coto al paro: «Por la fuerza, no se logrará nada», ha concluido.

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