MANAMA, 22 (Reuters/EP)
Decenas de miles de personas se han manifestado este viernes en Manama para expresar su apoyo al principal partido de la oposición chií, Wefaq, tras su decisión de abandonar el proceso de diálogo nacional promovido por el Gobierno.
«Es una mentira, es una mentira», han proclamado los manifestantes, en referencia al proceso de diálogo con la oposición impulsado por el Ejecutivo bahreiní. Las autoridades bahreiníes decidieron poner en marcha este foro tras poner fin a las protestas contra el régimen que empezaron el pasado mes de febrero y que fueron protagonizadas por la mayoría chií.
Wefaq ha asegurado que ha abandonado el diálogo nacional porque el foro, dominado por representantes gubernamentales, no tenía en cuenta sus opiniones. Su decisión todavía tiene que ser ratificada por el Comité Ejecutivo del partido.
«Nuestras demandas continúan siendo las mismas: Un gobierno elegido, un parlamento elegido, un voto para cada ciudadano y un sistema judicial independiente», ha explicado el líder de Wefaq, el jeque Ali Salman, en declaraciones a la prensa durante la manifestación celebrada en el distrito de Diraz, a las afueras de Manama.
«(El diálogo nacional) es un broma. No trata ninguno de los problemas de la gente pero nosotros todavía estamos dispuestos a un diálogo verdadero», ha añadido.
Los manifestantes que han expresado su apoyo a Wefaq han llevado banderas en la protestas y fotografías de los manifestantes abatidos por las fuerzas de seguridad durante las movilizaciones que comenzaron el pasado mes de febrero.
La salida del diálogo nacional de Wefaq, la mayor fuerza de la oposición bahreiní, podría dañar gravemente las posibilidades de éxito de este proceso y aumentar las tensiones sectarias en el país.
Miles de bahreiníes chiíes participaron en las manifestaciones de febrero y marzo para reclamar reformas democráticas y una monarquía constitucional, lo que llevó a las autoridades bahreiníes a solicitar a Arabia Saudí y Emiratos Arabes Unidos el despliegue de militares para contribuir a detener las movilizaciones.
Cientos de personas, en su mayoría chiíes, fueron detenidas por participar en las protestas contra el régimen y unas 2.000 fueron despedidas de sus trabajos.
