Save the Children alertó este lunes de que el número de refugiados que huyen de la crisis alimentaria en Somalia es tan elevado que existe un retraso de más de 16.000 personas por identificar en las entradas de los campos de refugiados de Kenia.
Esta ONG señaló que los refugiados somalíes que llegan a los campos de Kenia se ven obligados a vivir fuera y en medio de la maleza, en refugios improvisados con los materiales que van encontrando.
Las familias, muchas de ellas con niños pequeños, viven sin las mínimas condiciones de higiene y lejos de las clínicas, las escuelas y otros servicios.
Save the Children recalcó que, debido al retraso en el proceso de registro, bajo control del Gobierno de Kenia, los recién llegados no pueden asentarse en los campos y su acceso a una atención sociosanitaria básica es más complicado.
Según Save the Children, el retraso se debe a la falta de funcionarios en el proceso de registro, por lo que hizo un llamamiento a las autoridades de Kenia para que aceleren este trabajo.
Prasant Naik, responsable de Save the Children en Kenia, explicó que los niños que huyen del hambre y la guerra en Somalia «llegan exhaustos al campo, pero aferrados a la vida».
«Cuando están fuera del campo apenas pueden llegar a una clínica, un centro de alimentación o una escuela. Esta situación está teniendo un impacto enorme sobre los niños. Tras el trauma de caminar durante semanas con prácticamente nada para comer, necesitan asentarse y recuperar una rutina que devuelva la normalidad a sus vidas», apostilló.
Los refugiados recién llegados a los campos de Kenia reciben raciones básicas que les tienen que durar 21 días, hasta que puedan registrarse y convertirse en beneficiarios de las distribuciones de alimentos.
Sin embargo, miles de refugiados tienen que esperar mucho más que esos 21 días y tienen que resistir con lo poco que han recibido y confiar en la generosidad de familiares y amigos hasta que se complete su proceso de registro.
