Los Mossos d’Esquadra han acabado arrestando este viernes al hombre que quedó herido hace una semana de un disparo en la pierna en un piso del número 336 de la avenida Diagonal de Barcelona porque tiene una orden de búsqueda y captura internacional por matar a su pareja en Rusia.
Según han informado a Europa Press fuentes de la policía catalana, el herido presentó una documentación falsa, por lo que no fue hasta que se investigó a fondo quién era que se pudo descubrir su verdadera identidad y su pasado delictivo.
Sergei G., nacido en agosto de 1986, está buscado por la Interpol por presuntamente cometer el homicidio en su país, y al menos lleva un año en Barcelona, ya que según explicaron sus vecinos de la Diagonal, vivía en el segundo primera desde entonces.
Pese a esta vuelta de tuerca en un caso ya de por si rocambolesco, los Mossos continúan buscando a su compañero de piso, que supuestamente le disparó en la pierna, sin que por el momento se haya descartado del todo que la víctima hubiera inventado parte de los hechos.
Todas las hipótesis están abiertas pero es sospechoso que el hombre que están buscando no aparezca, por lo que cobra fuerza que sí pudo disparar o tener algo que ver en la agresión.
El suceso implicó un despliegue policial en plena Diagonal de gran envergadura, con decenas de agentes del Grupo Especial de Intervención (GEI) y del Area de Recursos Operativos (ARRO) armados hasta los dientes ante la posibilidad de que un hombre armado se hubiera atrincherado en el piso, en el segundo primera del edificio.
No obstante, unas tres horas después de la llegada de la policía, y tras reventar la puerta con un explosivo, lo único que encontraron las unidades de elite fue una arma corta automática con la que supuestamente se disparó a la víctima.
El herido, que además tiene algún antecedente en España por malos tratos, salió por su propio pie del edificio después de recibir un tiro y pidió ayuda al bar de al lado, donde le atendieron y llamaron al teléfono de emergencias 112.
Fue a ellos a quienes explicó que un hombre armado le acababa de disparar y que seguía en el piso, y además aseguró que temía por una mujer que estaba con ellos.
Vecinos que trabajan en el edificio y que pasaron horas confinados hasta que la policía comprobó que no había nadie armado y que no había peligro, explicaron a Europa Press que sí escucharon gritos y un disparo.
Los dos trabajadores relataron que sobre las 11.30 horas de ese viernes escucharon gritos de un hombre, lo que parecía una discusión y un disparo, y que cuando salieron fuera de su piso vieron un reguero de sangre y llamaron a la policía.
