¡Vaya veranito!.

MADRID, 04 (OTR/PRESS)

Ni un día sin sobresalto, ni un minuto tranquilo, escasas esperanzas de que la situación mejore a corto plazo y un país en la encrucijada, con los líderes hablando de si adelantamos más las elecciones, en lugar de abandonar las vacaciones, reunirse en La Moncloa y firmar un compromiso de estabilidad y un apoyo a las reformas imprescindibles que deberían ser confirmadas en septiembre, si no puede ser antes, para acabar con la incertidumbre.

Hace un par de décadas, tal vez tres, agosto era un mes complejo para los medios de comunicación porque el volumen informativo decaía de tal manera que había que preparar seriales, historias de verano, cuadernillos especiales con los que llenar las páginas. Algunos avispados aprovechaban agosto para enviar a los periódicos las noticias que no colaban en el curso normal. Y casi siempre tenían suerte. Algunos políticos o personajes de mundo de la empresa o de la sociedad, que desconocen cómo funcionan los medios, siguen pensando que «necesitan que les envíen notas de prensa para llenar sus páginas». Eso cambió hace mucho y no sólo a lo largo del año, sino también en verano. Hagan el análisis: la agresión a los países periféricos de Europa con la deuda; las bolsas tiritando, los bancos amenazados; la crisis económica global; la actuación de Bildu aprovechando las fiestas del País Vasco para quitarse la careta y colocar a ETA en los puestos de honor mientras ofende a las víctimas; la marcha de los indignados del 15-M jugando al ratón y al gato con una policía cada día más desmoralizada e indignada; el levantamiento de alfombras en las comunidades autónomas descubriendo sapos y serpientes; la terrible situación de Somalia que a nadie le importa; la dramática situación en Siria mientras Occidente mira hacia otro lado; el fracaso de la acción militar de la OTAN en Libia donde Gadafi sigue siendo el que manda; el juicio a Mubarak en Egipto; la vuelta, y las cogidas, de José Tomás; el Barça vapuleado y el Madrid ganando… ¿Sin noticias en verano?

En La Moncloa están buscando qué decir, qué hacer, cómo salir de ésta sin que la cornada sea irreversible. No lo tienen fácil y muchos empresarios están desmoralizados y a punto de tirar la toalla, casi todos los desempleados no saben qué va a ser de su vida el mes que viene y muchos ahorradores están viendo como sus pequeños capitales metidos en la Bolsa se tambalean, se reducen, se quedan en nada, eso sin hablar de pensionistas y funcionarios, ya penalizados hace tiempo. En Madrid acaban de reestrenar La Corte del Faraón y cuando cantan eso de «Ay va, ay va, ay Babilonio que mareo!» todos piensan que el libreto está escrito para este momento. Como no pasemos del teatro a las medidas reales y concretas, esta verbena va a ser épica. ¿De vacaciones? Quita, hombre…

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