Llovió, tronó, sopló el vendaval, que se llevó por delante el solideo del papa y la cruz de las JMJ. Cientos de miles de jóvenes -millón y medio según la organización-, absolutamente empapados, comprobaban con temor cómo Benedicto XVI interrumpía su discurso a los jóvenes en el aeródromo de Cuatro Vientos …
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