La puja por el petróleo libio, primera reserva africana y hasta ahora sólo el cuarto productor del continente, irrumpió en París con fuerza. A borbotones. Hasta el punto de ensuciar la conferencia de unos 60 países con la que Nicolas Sarkozy esperaba coronar estelarmente su intento de aparecer como el líder que va a democratizar el Magreb y Oriente Próximo mediante intervenciones militares relámpago …
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