Si las calificaciones de las agencias de rating fueran infalibles, cualquier inversor debería ser capaz de poner precio a la deuda de cualquier emisor con los ojos cerrados solo con esta referencia de solvencia … ¿Qué dice el mercado a estos argumentos? Que la teoría es una cosa y la práctica, otra muy distinta. Francia es uno de los mejores ejemplos. Por ahora, sigue manteniendo la máxima calificación crediticia, la famosa AAA (léase triple a), de todas las agencias de calificación, pese a que Moody’s ha emprendido un camino que suele terminar en pérdida irrevocable de la matrícula de honor …
Lea el artículo completo en www.cincodias.com