Había una vez una actriz en un mundo fabuloso. Iba a fiestas privadas con Cameron Diaz y el duque de Edimburgo, en clubes súper exclusivos de Londres. Viajaba por el mundo entero, desde Nueva Orleans a Venecia, hospedándose en hoteles de ensueño, con una maleta que le había diseñado a medida Louis Vuitton …
Lea el artículo completo en www.elpais.es