«Aún hoy sigue vivo el ¡No pasarán!”. La exclamación se oyó vigorosa de la boca de David Lomon, aun con sus casi 93 años. El público prorrumpió en un aplauso interminable. Los puños subieron a lo alto. El bramido del “¡No pasarán!” se repitió, se hizo cada vez más fuerte hasta anegar la explanada.
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