La reclusa tuerce la nariz y declina con firmeza la invitación del juez. No quiere comenzar los trámites para obtener la libertad condicional. Y eso que, tras cumplir 14 años de encierro en la cárcel de San Vittore en Milán -lo que supone más de la mitad de los 26 a los que fue condenada por haber pagado a un hombre para que asesinara a su marido-, Patrizia Reggiani tendría derecho a pasar sus días fuera de la penitenciaría: trabajar sus ocho horas y volver entre rejas por la noche …
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