Lucía Berrozpe, de 77 años, asegura que no ha dejado de llevar flores a su padre ningún primero de noviembre desde hace más de 60 años. Desde que tenía «8 o 9 años» acompañó a su madre desde Haro hasta Logroño en autobús y de ahí a pie siete kilómetros al cementerio que los franquistas improvisaron junto a un barranco en Lardero (La Rioja) …
Lea el artículo completo en www.publico.es