Ha llovido mucho desde entonces, pero la ‘mala hierba’ sigue por todos lados.
Fue en septiembre de 2013, cuando Pablo Iglesias -por aquel entonces ya contacto de los presos de ETA en Madrid- participó en un seminario en la Universidad de La Coruña titulado «Medios, comunicación y poder».
Allí, afirmó que él «no puede decir» la palabra «España».
El ahora líder de Podemos, cuya conferencia se tituló «Información contra hegemónica», habló de sus intervenciones televisivas:
«La identidad España, para la izquierda, una vez que terminó la Guerra Civil está perdida. No sirve para hacer política en Cataluña, en Galicia y en el País vasco, y es un agregador con el que gana la derecha».
«Yo cada vez que voy a los medios de comunicación, hago contorsionismo para decir esos patriotas de pulserita roja y gualda que venden la soberanía a Bruselas, ser patriota es defender los servicios públicos, ser patriota es defender los derechos sociales».
«Pero yo no puedo decir España, no puedo utilizar la bandera roja y gualda. Yo puedo pensar y decir: yo soy patriota de la democracia y por eso estoy a favor del derecho a decidir y de que la educación y la sanidad sea publica».
«La respuesta es no hay nada que hacer, perdimos la guerra».
EL VIDEO DE LA VERGÜENZA
El vídeo de marras fue filtrado el 9 de noviembre de 2017, y no ha parado de dar vueltas, a pesar de los ímprobos esfuerzos, maniobras y triquiñuelas de Pablo Iglesias y sus compinches periodísticos por ocultarlo.
En la grabación, se retrata el líder de Podemos con una confesión que hace en plan distendido a un amigo, en un rincón cualquiera de nuestra geografía nacional.
Del repelús que le dan las señas de identidad españolas, Pablo Iglesias da cuenta confiado, alejado de las grabadoras, cámaras y micrófonos.
Y el ‘Coletas‘ se sincera sobre una cuestión: del sentimiento nacional y nuestros signos y emblemas, y todo ello bajo el punto de vista de la tensión que atraviesa Cataluña.