Su madre, Maribel Sabaté, está que se sale de contenta. Ya tiene incluso a mano las maletas para volver otra vez a Ginebra este próximo mes de agosto con su inseparable teléfono móvil, el mismo que su hija le entregó expresamente para mantener contacto sin dejar apenas rastro tras la huida: «Iré a verla con su hermano, la cuñada y la sobrina». Y no es para menos: la exdiputada de la CUP ha obrado un milagro que para sí quisieran muchos sufridos españoles en Suiza.(Se desvela por fin dónde vive Anna Gabriel sin dar ni golpe: ¡es vecina de la infanta Cristina!).
Ha pasado así de una confesa ruina a poder tener en sus bolsillos el ansiado Permiso B, también llamado Gris, que le permite residir en Suiza por cinco años, tras haber puesto pies en polvorosa a principios del mes de febrero de 2018 para evitar comparecer ante el juez del Tribunal Supremo, Pablo Llarena. (La flamenca respuesta de Anna Gabriel cuando le preguntan por qué vive como una millonaria en Suiza).
La acusada de un delito de desobediencia a raíz del proceso independentista, podrá tratar de conseguir mientras tanto un trabajo en el país helvético, donde los gastos en un hogar son en promedio un 60% más altos que la media en la Unión Europea, según las estadísticas de Eurostat.
Vecina de la infanta Cristina, muchos se preguntán cómo ha logrado hacerse con la codiciada visa en un tiempo récord, teniendo en cuenta que no tiene un contrato indefinido, y por el hecho de que este año Suiza ha endurecido los requisitos para obtener la nacionalidad. Misterio.
Fuentes cercanas al entorno de la avispada catalana, señalan a Periodista Digital que la respuesta a esta incógnita se encuentra en una ONG, para la que colabora, y que al parecer la ha avalado en Ginebra. Y es que quienes deciden instalarse en el país sin una actividad lucrativa pueden recibirlo solo si disponen de suficiente respaldo económico. (La sucia artimaña de Anna Gabriel y Marta Rovira para seguir en Ginebra sin dar golpe).
Otras apuntan a que tras esta noticia de PD puede estar la clave: el consejero de Exteriores, Ernest Maragall, está a punto de reabrir la embajada de la Generalitat en Ginebra. Así, el vicepresidente catalán y consejero de Economía, Pere Aragonés, el más próximo colaborador de Marta Rovira en ERC hasta su huida, tendrá las manos libres para disponer de los recursos públicos y destinarlos donde quiera, Anna Gabriel incluida.
Sea como fuere, a partir de otoño, y gracias a este permiso, podrá comenzar un doctorado en la Universidad de Ginebra, una institución centenaria creada en 1559 por iniciativa de Juan Calvino como la Academia de Ginebra.
Todo sea porque no quiere
«pasar ni un día de mi vida en una prisión con unas reliquias franquistas que te quieren humillar, que te quieren hacer decir lo que no sientes, y no quiero pasar este mal trago«.