La exdiputada de la CUP concede más crecida que nunca una entrevista a una web catalana, y explica el porqué de su huida

Una amenazante y chula Anna Gabriel sale de su escondite y revela sus sucios planes

"El juicio debe servir para que seamos nosotros quienes juzguemos al Estado"

Una amenazante y chula Anna Gabriel sale de su escondite y revela sus sucios planes
Anna Gabriel (CUP). CH

Está envalentonada a más no poder. Los últimos órdagos de sus compinches de faena la han hecho meterse de lleno otra vez en la amañada partida independentista, y exhibe ahora sus cartas barajando un amplio abanico de amenazas tras los faroles de su adorado Pedro Sánchez, y las trampas de Quim Torra. (La fugada Anna Gabriel ‘celebra’ el nuevo Gobierno de Sánchez y viajará a Valencia).

Tras anunciarse que podría volver a España para participar en las manifestaciones pro independentistas programadas para este mes de septiembre y hasta octubre, Anna Gabriel acaba de conceder una larga entrevista a la web catalana ‘Jornada‘, donde da cuenta de las razones que a su juicio la empujaron a fugarse a Ginebra. (La amarga razón de peso que hace engordar a Anna Gabriel tras no querer tragarse el marrón).

De entrada se pone chula, y amenaza a la Justicia española, asegurando con desparpajo su intención de seguir dando la tabarra luchando contra el Estado español: (El apestoso truco de Anna Gabriel para conseguir en Suiza un ‘permiso gris’ con tintes nada claros).

«El juicio debe servir para que seamos nosotros quienes juzguemos al Estado«.

Así, sobre el juicio de Llarena en el Tribunal Supremo, la cupera de armas tomar se pone más que flamenca:

«No tendríamos que perder el tiempo debatiendo si las penas pueden ser más o menos duras. O depositar esperanzas en el hecho de que haya una sentencia justa. El Estado y los tribunales españoles erán culpables de haber dado impunidad a la violencia policial y a la extrema derecha, de falta de rigor procesal y de persecución de la disidencia política».

Y remata, con más peligro que nunca:

«En definitiva, será culpable de negar nuestro derecho a la autodeterminación a cambio de alimentar un conflicto que se puede arreglar dando la palabra a la gente. Se han de aprovechar los juicios para movilizarnos. Le toca a la gente de Cataluña decidir la dinámica política que los acompañe».

Dice que la decisión de largarse la consensuó con la CUP, «a partir de unas consideraciones políticas que siguen siendo absolutamente vigentes», y se las da de mártir por la causa:

«Afronto mi exilio con la convicción de que forma parte de la historia de nuestro pueblo. Me siento una persona más en este hilo histórico, y aprendo cómo vivir una experiencia por la que nadie te prepara ya la vez siendo consciente de que no es una fatalidad personal, sino la consecuencia de una ofensiva antidemocrática del estado español».

Asegura que ha elegido Ginebra para esconderse porque

«tiene mucha tradición en acogida de refugiados, y hay instituciones internacionales, sociedad civil organizada y muchas ONG. Suiza es una confederación que se organiza a partir de la libre adhesión de sus estados, y además hace referéndums de forma casi permanente».

En su delirante visión, está convencida de su lucha contra el Estado:

«Presos y presas, exiliados y exiliadas y toda la movilización popular son el tridente que ayuda a visualizar esta impugnación«, dándoselas de de paso de visionaria:

«En los plenos del Parlament del 6 y 7 de septiembre de 2017 ya se vislumbró cuál sería la reacción del Estado español durante el otoño»,

y que se materializó en la actuación policial del 1 de octubre, la aplicación del artículo 155 de la Constitución y la apertura de la causa judicial contra el proceso soberanista.

La exdiputada añade que

«cada día que pasamos en el exilio, demostramos que ha pasado un día más sin que el conflicto político se haya resuelto».

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