"Los mismos que entrarán en unos días al Parlamento de Andalucía ya mataron antes a otros por maricón y por rojo"
Está destrozado. Se hace llamar ‘Juanito Libritos’ y no le entra en la cabeza que nueve exalumnos suyos, los mismos a los que ‘adoctrinó’ de buena fe en clase cuando cursaban ESO, le hayan salido ranas votando a la formación de Santiago Abascal, convirtiéndose a su juicio en «fascistas adolescentes con acento andaluz». (Los vómitos andaluces por no digerir el resultado: ¡Sin piernas sin brazos los fachas a pedazos!).
El profesor de Historia, llamado en realidad Juan Naranjo, confeso «homosexual y de izquierdas» para más señas y que no da la cara en su perfil por temor según algunos a que se la partan, se ha montado un sainete de tomo y lomo con un apoteósico hilo en Twitter, faena que ha rematado en ‘Diario Sur’ con un artículo que trae no menos cola, titulado ‘Los Cachorros de la reconquista‘. (La ministra Delgado dice que proetarras y golpistas son constitucionales, «pero VOX no»).
Nueve de mis antiguos alumnos siguen a Vox en Instagram. Los 9 simpáticos y educados. Todos varones y de pueblo, de familias humildes, trabajadoras, sin grandes problemas. Siete de ellos podían votar ayer por primera vez, y parece ser que la ultraderecha fue quien les sedujo.
👇🏽— JuanitoLibritos🍑 (@JuanitoLibritos) 3 de diciembre de 2018
Va llorando así el sensible malagueño de marras por las esquinas de la red social, preguntándose mientras se tira de los pelos en qué ha podido fallar con esos chicos «perfectamente normales, de familias de clase trabajadora», que le adoraban y que le cubrían de abrazos y regalos, y que han caído ahora en las garras de un partido «que pretende arrebatarle derechos básicos y desprecia al colectivo LGTB». (Los oyentes de COPE se hartan de que los tertulianos blanditos de Carlos Herrera digan que VOX es «el coco»).
Ninguno de estos chicos se parece en nada a esas momias vivientes que vemos en las misas del 20-N. Dos de ellos, incluso, son buenos estudiantes. Tuvimos una buena relación mientras era su profe, y yo en mi trabajo soy abiertamente gay y abiertamente de izquierdas.
— JuanitoLibritos🍑 (@JuanitoLibritos) 3 de diciembre de 2018
El hombre descubrió todo este pastel por cotilla. Entró con premeditación y alevosía tras conocer los resultados de las elecciones en la cuenta de Instagram de Vox,
«He hice clic en la pestaña donde puedes ver qué amigos comunes compartes con esa página. Nueve. Nueve de mis chicos seguían esa página y, a juzgar por las biografías de sus propios perfiles y la simbología que envolvía sus cuentas, ninguno lo hacía precisamente con una finalidad antropológica».
La sorpresa fue de esta forma mayúscula, y no menos el disgusto, pero Juanito ya tenía por enconces la mosca tras la oreja, sobre todo cuando hablaba en clase, -sin ninguna intención por supuesto-, de los inmigrantes o de las feministas. Era entonces cuando los muchachos ponían los ojos en blanco. Serían simples chiquilladas, pensaba. Pero no menos le escamaba su actitud hacia los catalanes:
Sí que se sentían desproporcionadamente ultrajados por los inmigrantes, de quienes hablaban con cierto desdén. Y sí que ponían los ojos en blanco cuando se hablaba de feminismo en clase… Pero nada fuera de lo habitual en una clase de un instituto. Adolescentes normales.
— JuanitoLibritos🍑 (@JuanitoLibritos) 3 de diciembre de 2018
Recuerdo que varios de ellos sentían una catalonofobia extrema. Y un apego exagerado y mal entendido hacia los símbolos nacionales: la bandera, los ‘viva España’, la selección de fútbol… Yo lo achacaba a chiquilladas. A patriotismo mal entendido. A lo que oían en casa.
— JuanitoLibritos🍑 (@JuanitoLibritos) 3 de diciembre de 2018
Fascistas que se criaron con profesores abiertamente LGBT, con compañeros de pupitre de varios países, en institutos donde se trabaja contra la Violencia de Género, por Europa, por la cultura… han usado sus primeras elecciones en votar contra todo eso.
— JuanitoLibritos🍑 (@JuanitoLibritos) 3 de diciembre de 2018
«Ninguno de los nueve tiene nada que ver con la imagen del señorito andaluz montado a caballo por la dehesa que Abascal vendió cuando vino a Andalucía a hacer campaña. Los nueve eran simpáticos, ninguno especialmente problemático. Los nueve medianamente populares, queridos, con una vida sin problemas excesivamente grandes».
Pero no era así. En mi clase, delante de mis ojos, estaban creciendo fascistas. Adolescentes fascistas, en Andalucía, en 2018.
Fascistas nacidos en el 2000, que han usado su primera papeleta electoral para votar contra la democracia que les ha criado.— JuanitoLibritos🍑 (@JuanitoLibritos) 3 de diciembre de 2018
Adolescentes fascistas que cubrieron de aprecio a su profesor abiertamente gay, que pronunciaron hacia él palabras de gratitud extrema en su graduación, que le colmaron de regalos y abrazos… ayer votaron que su futuro matrimonio debe valer más que el mío.
— JuanitoLibritos🍑 (@JuanitoLibritos) 3 de diciembre de 2018
Y reconoce su «estrepitoso fracaso», martirizándose todavía más porque no les habló antaño suficientemente de la «deriva continental de Europa»:
Y esto es un fracaso de la sociedad, del sistema educativo y, sobre todo, mío: en nueve meses a su lado, su profesor de historia no fue capaz de transmitirles la importancia de la democracia y los peligros del fascismo.
— JuanitoLibritos🍑 (@JuanitoLibritos) 3 de diciembre de 2018
Me enredé en hablarles del australopithecus, de las borrascas, de las cúpulas gallonadas… pero no insistí lo suficiente en la “deriva continental”, nunca mejor dicho, de Europa. A algunos, por curso, les expliqué qué fue el franquismo, pero parece que no demasiado bien.
— JuanitoLibritos🍑 (@JuanitoLibritos) 3 de diciembre de 2018
No les mentalicé sobre lo importante que sería su voto y sobre q lo que se está jugando en unas elecciones no es algo lejano y abstracto: es el destino y el día a día de todos, incluso los que no somos como ellos 9: varones, heteros, blancos, medianamente católicos y de derechas.
— JuanitoLibritos🍑 (@JuanitoLibritos) 3 de diciembre de 2018
Finalmente, les pone nota. La última; y lo hace con cariño y una mala leche de espanto, tildándoles de paso de «descerebrados» y «cafres».
Ayer fue el día más triste porque me di cuenta que no solo había fallado yo, sino todo en lo que creo. Y porque vi que, por mucho que yo me empeñe en defender a las nuevas generaciones como salvadoras del mundo, hay cafres y descerebrados de todas las edades.
Hoy estoy de luto.— JuanitoLibritos🍑 (@JuanitoLibritos) 3 de diciembre de 2018
El enlutado profesor lo tiene claro:
«Se han criado en centros públicos; han tenido compañeros de clase de veinte países; han convivido con compañeros LGBT; han mostrado apreciado y respetado a profesores que, como yo, vivimos fuera del armario; han sido educados en igualdad, en feminismo, en valores europeístas.
Y, aún así, han decidido usar su primera papeleta para apoyar a un partido que estaría encantado de expulsar del país a una parte importante de sus compañeros de aula; de atentar contra los derechos de sus compañeras, profesoras o hermanas; de tratar de derogar el matrimonio igualitario; de escupir contra Europa.
La ultraderecha ha estado asomando la patita durante toda la campaña electoral, pero desde el domingo por la noche está libre y desatada. En su concepto de España sobramos todos los diferentes. Se sienten ganadores, sienten que ya ha empezado esa reconquista que tanto ansían.
Y ellos mismos me avisan de que esto es sólo el principio. Ahora que tienen doce escaños me insultan anónimamente. Si en las generales vuelven a conseguir representación se sentirán más reforzados y lo harán a la cara. Y si alguna vez llegasen al gobierno pues en vez de desearme la muerte, me matarían.
No es nada nuevo. Ya lo hicieron. Los mismos que entrarán en unos días al Parlamento de Andalucía ya mataron antes a otros «por maricón y por rojo».
José María Rodríguez es redactor en Periodista Digital. @JMRMontero
El vídeo que no te dejará indiferente con Abascal y VOX queriendo iniciar la Reconquista…