LA SEGUNDA DOSIS

«¿Está muerto Podemos o sólo se ha escondido?»

Quizá sea exagerado decir que Podemos ha muerto, porque conserva cinco ministros en el Gobierno Sánchez y a través de sus alianzas ejerce notable influencia en bastantes ayuntamientos, incluido el de Barcelona, pero es indudable que ya no está en el primer plano.

Ha desaparecido del escenario y no sólo porque Pablo Iglesias, su fundador y dueño durante la pasada década, haya dejado sus cargos y se dedique a conspirar para hacerse millonario de verdad, que es lo que de verdad le quita el sueño.

La razón fundamental de la espectacular pérdida de poder y presencia de Podemos es el PSOE, que ha asumido sin ponerse colorado todos los postulados que inicialmente propugnaban los morados, incluyendo ahí desde el blanqueo de los proetarras al abrazo a los golpistas catalanes, pasando por la sintonía con los verdugos chavistas.

Lo he dicho muchas veces: el problema en España no son los Monedero, Iglesias y compinches, sino Pedro Sánchez y colegas.

El germen del mal está en el Partido Socialista Obrero Español.

Y lo que tenemos ahora y que los analistas denominan eufemísticamente ‘sanchismo’, no es una degeneración del socialismo clásico, sino la versión auténtica.

Lo que fue excepcional, raro, fue el PSOE de Felipe González, Alfonso Guerra y Alfredo Pérez Rubalcaba.

Por duro que suene, parece cada día más evidente que los socialistas, pastoreados primero por Zapatero y ahora por Sánchez, han vuelto a sus esencias, a lo que eran cuando sus militantes asesinaron de dos balazos en la nuca a Calvo Sotelo o gestionaban 50 de las 300 chekas del Madrid republicano.

La de hoy es una versión no pistolera y civilizada, porque ahora se trata de poder, cargos y dinero.

El PSOE no existe en tanto que partido político sino como empresa, con un gerente que lo controla y decide todo, desde las listas electorales a los presidentes autonómicos, pasando por las mascarillas, subvenciones o el reparto de fondos europeos

Y Sánchez no ha caído del cielo. Es la consecuencia lógica de un proceso de degradación.

Tenemos a Sánchez porque entes tuvimos a Zapatero y en gran medida porque apareció Iglesias.

Y de Pablo Iglesias va hoy la cosa.

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