LA SEGUNDA DOSIS

«En Afganistán, no han fallado los militares, la han pifiado los políticos»

No han fallado en Afganistán los militares, porque los de uniforme -casi siempre- se limitan a cumplir a rajatabla y con enorme sacrificio lo que se les ordena.

Es una pifia de los políticos y en un segundo nivel todos esos cretinos de lo correcto, la Alianza de Civilizaciones y el multiculturalismo, que se las pintan solos para lanzar discursos grandilocuentes sobre el género, el sexo, lo trans y el lenguaje adecuado, pero a la hora de la verdad se muestran impotentes cuanto unos facinerosos islamistas de barba y turbante imponen, fusil kalasnikov en mano, un régimen opresivo, desquiciado, medieval y contrario a todos los principios de una cultura y una civilización como la nuestra.

Lo de los progres -españoles en particular y occidentales en general- se ha quedado en lo que realmente es: un juego de cretinos, sectarios y cursis que, como mucho, están dispuestos a difundir un hashtag o a subir a Twitter un post ridículo.

La vergonzosa caída de Kabul en manos de los talibán es una maldición para los afganos y una desgracia para el mundo.

Resta por ver que consecuencias concretas tendrá para nuestra seguridad, pero de salida ha hecho correr un escalofrío de miedo por la columna vertebral de japoneses, taiwaneses y ucranianos, que confiaban por en el paraguas protector de EEUU y a partir de ahora, como tienen muy claro los israelíes, ya saben que en términos de supervivencia dependen de si mismos.

Joe Biden, en un gesto miserable que tizna de oprobio su presidencia, ha intentado echar la culpa de su garrafal error a su predecesor y de paso ha apuntado a la CIA.

Pedro Sánchez no tiene ni la excusa de enmerdar al CNI, para justificar que seguía en la tumbona, panza al sol y dándose crema, cuando todos sus homólogos ya se habían movilizado.

Si el líder del PSOE sabía lo que estaba pasando, mal; y si no lo sabía, peor.

Con respecto a la OTAN, trufada de funcionarios, burócratas y generales cargados de medallas que no han ganado en combate alguno, queda patente que es una costosa y elefantiásica organización muy dispuesta a repartir galletas y luchar contra el cambio climático, pero que no sirve contra un enemigo real y armado.

A la vista de su actuación, hay quien sugiere que lo digno sería que se integrase en la Cruz Roja.

 

 

 

Te puede interesar

CONTRIBUYE CON PERIODISTA DIGITAL

QUEREMOS SEGUIR SIENDO UN MEDIO DE COMUNICACIÓN LIBRE

Buscamos personas comprometidas que nos apoyen

COLABORA

Los vídeos más vistos

Lo más leído