Ya se pusieron muy nerviosos con la publicación del primer capítulo del serial.
No queremos pensar cómo van a estar a estas horas, café en mano, cuando lean este 4 de noviembre de 2021 el segundo episodio de Ketty Garat en The Objective sobre las andanzas erótico-festivas de José Luis Ábalos.
Tanto Pablo Iglesias como Pablo Echenique mostraron su desazón por la información sacada por el medio de Álvaro Nieto:
Lo llaman periodismo pero es basura pic.twitter.com/4gfONbA6Lw
— Pablo Iglesias ? (@PabloIglesias) November 3, 2021
Lo que un nuevo tabloide digital y todos los «medios» que difunden esa basura están haciendo con el ex-Ministro Ábalos es nauseabundo y cualquier demócrata debería denunciarlo. Sea del partido que sea. La difamación ultra costeada por millonarios es un peligroso cáncer social.
— Pablo Echenique (@PabloEchenique) November 3, 2021
Así que, ni cortos ni perezosos en el panfleto digital que el fundador de Unidas Podemos puso en manos de Dina Bousselham, La Última Hora, se han puesto manos a la obra y han encendido el ventilador para esparcer mierda a diestro y siniestro contra el entorno de Pedro Sánchez.
Para el medio podemita, todo se trata de una especie de traición de Sánchez al propio exministro, pese a que, como resalta la pieza firmada por Javier Lezaola, fue Ábalos de los pocos que estuvo con el hoy presidente del Gobierno cuando en 2016 fue defenestrado de Ferraz:
Cuando en 2016 Sánchez fue desalojado de la Secretaría General del PSOE por un golpe de mano de la vieja guardia del partido debido a su negativa a investir a Mariano Rajoy como presidente de un Gobierno del PP, uno de los pocos políticos del PSOE que no le volvieron la espalda fue Ábalos; por eso cuando en 2017 Sánchez logró volver a la Secretaría General del PSOE lo nombró secretario de Organización del partido y cuando en 2018 accedió a la Presidencia del Gobierno lo nombró ministro.
Subraya el texto que aún no hay una explicación coherente tanto a la decapitación política de Ábalos como al regreso de Antonio Hernando:
Ábalos conservó ambos cargos hasta el pasado mes de julio, cuando perdió la confianza de Sánchez y cesó como secretario de Organización del PSOE y como ministro sin que se sepa bien del todo por qué. Porque esa salida en julio de Ábalos es tan difícil de explicar como la entrada en Moncloa tres meses después de Antonio Hernando, pues si en 2016 Ábalos fue de los pocos políticos del PSOE que mantuvieron su lealtad a Sánchez, Hernando quedó marcado por su apoyo decidido al golpe de mano de la vieja guardia del partido contra Sánchez.
Incluso llega a situar a Pedro Sánchez como uno de los posibles filtradores de esos escándalos del exministro de Transportes:
Quizás porque la salida de Ábalos era tan difícil de explicar, varios emisarios transmitieron aquellos días a algunos directores de medios de comunicación que la salida del ministro estaba vinculada con cuestiones próximas a las que publica ‘The Objective’ e incluso con otras cuestiones aún menos creíbles y relacionadas con presuntos nexos de Ábalos con gobiernos extranjeros. Así se lo han transmitido a LUH fuentes periodísticas que aseguran que detrás de esos emisarios estuvo el propio Sánchez.
Y concluye que la cuestión de fondo es que dentro del PSOE ha habido un autogolpe para quitarse de encima a determinados elementos considerados incómodos:
Sin embargo, la realidad es que la salida de Ábalos tanto del Gobierno como de la Ejecutiva del PSOE se enmarca en un golpe –o autogolpe– de mano en el partido que arrancaba el pasado mes de julio precisamente con la salida del ministro y también con la de Iván Redondo –sustituido por Óscar López (hasta entonces expresidente de Paradores) como director del Gabinete de Sánchez– y que se consumaba tres meses después con el nombramiento de Hernando como ‘número dos’ de López. Entremedias, el inquietante abrazo de Felipe González a Sánchez en el 40º congreso federal del PSOE. Nuevos tiempos en los que Ábalos sobraba.
