Alfonso Rojo: “Hacen aspavientos con VOX, pero los fanáticos y peligrosos son PSOE, Podemos y Cía”

¿Quién es un fanático peligroso para España y su democracia?

¿El que defiende la unidad nacional, la Constitución, la separación de poderes, nuestra Historia, la inviolabilidad de las fronteras, el idioma español, la familia, la libertad de prensa, enseñanza y culto…?

¿O el que pastelea con los herederos de ETA, alimenta el guerracivilismo, se abraza a golpistas y promulga leyes que benefician a pederastas, violadores y corruptos?

Yo lo tengo muy claro.

Pero si es usted uno de esos masoquistas que siguen adictos al televisor, se topará a diario con unos informativos donde nadie le dice que el riesgo está en el PSOE, cooperador necesario de los desmanes y memeces de Podemos, Bildu, ERC y otros zarrapastrosos.

Lo que le van a contar los periodistas del pesebre y con la persistencia de la gota china, es que el espanto está en VOX y que el desastre para España y los españoles sería que los de Abascal se alíen con el PP de Feijóo, cuando lleguen las elecciones y echen a los socialistas y sus compinches de ayuntamientos, diputaciones, gobiernos autonómicos e incluso de La Moncloa.

Ya está bien de que Irene Montero y Pam Rodríguez, las ineptas que han logrado con su ‘Ley del Si es Si’ beneficiar penalmente ya a 194 delincuentes sexuales, nos tilden de machistas y trogloditas.

Ya está bien de que a los tíos nos traten como si fuéramos ‘El Chicle’.

Ya está bien de que nos intenten dar lecciones de democracia, los que se asocian con los del tiro en la nuca.

Ya está bien de que el PSOE, el partido más corrupto de la Historia de España, el de la estafa de los ERE, el del latrocinio en Valencia, el de las comisiones, el que más ha robado y estafado, se ponga a repartir certificados de buena conducta.

Como subraya en ‘El Debate’ Antonio Naranjo, habitual de ‘La Segunda Dosis de periodista Digital’, en España es hoy más arriesgado e incómodo defender a un feto humano que a un mapache; a una víctima de ETA que a un terrorista; a un católico que a un islamista; a un jubilado que sobrevive con la renta de un piso que a un okupa; a Carlos Herrera, Ana Rosa Quintana y Vicente Vallés, que al etarra Otegi o al golpista Junqueras.

Y eso, tiene que cambiar.

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