Estamos en manos de una cuadrilla que ignora hasta las leyes de la Física.
Sánchez y sus compinches no solo legislan contra el sentido común o retuercen el lenguaje.
Pueden ir contra la gravedad, la aritmética y la geometría e ignoran, en concreto, que no todo cabe en todas partes.
Abrazarse a los herederos de ETA no cabe en una democracia.
Cepillarse el delito de malversación, para favorecer a los políticos corruptos, no cabe en un Código Penal decente.
Soltar violadores no cabe en ningún sitio. Y justo cuando superamos la barrera de los 400 abusadores sexuales beneficiados por la Ley del ‘Si es Si’, nos enteramos de que al Gobierno PSOE-Podemos no le caben ni los trenes en los túneles.
No es un chiste, aunque lo parezca. Estos ineptos se han gastado 258 millones de euros de nuestros impuestos en nuevos trenes, que en teoría iban a mejorar las comunicaciones con Asturias y Cantabria, y ahora resulta que no pueden circular y hay que tirarlos a la basura, porque son demasiado grandes para los agujeros que el ferrocarril tiene en esas regiones.
Con ese telón de fondo, no es extraño que todas las encuestas hablen de una constante subida del centroderecha y un deterioro paulatino de la izquierda.
La más reciente, publicada en El Mundo, atribuye al PP el 31,1% de los votos. Eso son133 escaños, que agregados a los 50 de VOX suman 183 diputados y una cómoda mayoría absoluta. El PSOE con sólo 94 escaños; Podemos con 24 y Más País con 3 se quedan muy cortos para reeditar el Gobierno Frankenstein, con los proetarras de Bildu, los golpistas de ERC, el PNV y otras yerbas.
Feijóo va zumbado hacia La Moncloa porque no mete la pata y Sánchez no cesa de meterla. Pero, como se dice en la jerga taurina, hasta el rabo todo es toro y mal harían los populares en dar la batalla por ganada, por muy incompetentes que luzcan los socialistas y sus camaradas.
Quedan exactamente 111 días para las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo y menos de un año para las generales.
Y hay que echar el resto.
