El absurdo no cesa

Las bobadas de Irene Montero alcanzan a la DGT: las exigencias «de género» para poder conducir

Un estudio señala que "la masculinidad es riesgo y agresividad” al volante

El ya cerrado mes de abril de 2023 una noticia destacó en Periodista Digital por encima del resto con mucha diferencia. Se trata de una más de las locuras de Irene Montero en el ejercicio de su puesto como ministra de Igualdad que, en esta ocasión, pretendía arramplar también con un organismo como la DGT. La noticia superó el medio millón de páginas vistas y no tiene desperdicio*:

La Dirección General de Tráfico baraja impartir, en un futuro, clases de género obligatorias para sacarse el carnet de conducir.

El Estudio de la seguridad vial desde la perspectiva de género de la DGT y el Ministerio del Interior plantea la necesidad de “incorporar módulos de género obligatorios para obtener y renovar el permiso de conducir” para “poner en valor comportamientos vinculados con la prudencia, la no violencia, la tranquilidad o la paciencia” señalando “la masculinidad como sinónimo de riesgo, agresividad o velocidad”.

También, se harían “campañas de sensibilización poniendo el foco en aquellas prácticas positivas de las mujeres en materia de conducción y su comportamiento vial” para “romper con el estereotipo de que conducen peor”.

Los profesores de autoescuela, por su parte, tendrían que cumplir con “un mínimo de horas de formación en igualdad” para “evitar el machismo en su día a día”.

El Ministerio del Interior se ha inspirado en Argentina, donde, para obtener la licencia de conducir es obligatorio, desde 2021, es obligatorio realizar un curso que incluye conceptos como “género, roles y estereotipos”, “masculinidades: patriarcado y heteronormatividad”, “femicidios, travesticidios y crímenes de odio” o “herramientas y formas de abordaje contra la violencia en la conducción de vehículos”.

En colaboración con el Ministerio de Sanidad, el objetivo de todo esto es “fomentar un ritmo de vida más sosegado y tranquilo, identificando los aspectos negativos para la salud de las personas de los ritmos acelerados, agresivos y ruidosos”.

Los semáforos discriminatorios

Los semáforos y los pasos de peatones puede tener un “impacto discriminatorio de género edadista y capacitista”. O al menos eso dicen desde el Ministerio de Igualdad de Irene Montero. Sostienen que “algunos sistemas, a primera vista neutrales”, como semáforos, pasos de cebra o señales de límite de velocidad “tienen un impacto desproporcional en la movilidad e integridad física de la mujer como peatón”.

En el informe elaborado por Igualdad, analizan los tiempos de cambio de color de los semáforos afirmando que el sistema asume que todas las personas cruzan a una velocidad uniforme cuando no es el caso, por ejemplo, de “mujeres discapacitadas o una madre llevando a su infante a la guardería”. Y se preguntan cómo se automatiza la velocidad promedio de las fases verdes, “¿con el perfil de una persona adulta de 30 a 50 años? ¿O el de una persona ciega y anciana o de una persona en silla de ruedas?”.

También aprovechan para atacar a los conductores señalando que los semáforos tardan demasiado en ponerse en verde para los peatones.

Por si no habíamos tenido suficiente con los semáforos inclusivos e igualitarios que instaló Manuela Carmena en Madrid en 2017 y que costaron casi 22.000 euros, ahora, el Ministerio de Igualdad busca “justicia de género” en el contexto tecnológico.

 

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