En días normales, siempre es un tema de discusión. En vacaciones, no lo es menos. ¿Se puede beber y conducir? En caso de poder, ¿cuánto poder beber?.
En España, a diferencia de otros países, la normativa oficial no apuesta por una política de tolerancia cero sino que se acepta que se puede beber un poco. Es sí, siempre con moderación y alertando de los riesgos.
Aunque pueda sorprender esta forma de abordar un problema lo cierto es que de acuerdo a las cifras oficiales, el consumo de alcohol es la causa principal relacionada con cerca un estimado del 40% de los accidentes de tránsito. Sin embargo, desde la Dirección General de Tráfico (DGT), señalan que se puede dar negativo en las pruebas de alcoholemia si no se ha bebido más de dos copas de vino o dos cañas de cerveza.
De acuerdo a la normativa actual, los límites de alcoholemia son de 0,50 gramos por litro de sangre o 0,25 miligramos por litro de aire aspirado.
Y aunque esto no tiene que ser entendido como una invitación expresa a beber y conducir por parte de la DGT, sí que entra en un área gris y puede ser interpretada por los ciudadanos como una relajación de las medidas. Ya que no es el llamado expreso a no beber al momento de ponerse al frente del volante.
De hecho, el mismo órgano indica que aún con bajo consumo de alcohol la capacidad para conducir disminuye.
«Existe la percepción de que el riesgo de accidente se asocia únicamente a niveles de consumo muy elevados, pero sus efectos negativos sobre la capacidad de conducir se observan incluso con niveles bajos de consumo. A medida que aumenta la cantidad de alcohol en el organismo, lo hace el riesgo de accidente: con una alcoholemia de 0,5 gr de etanol por litro de sangre se multiplica por dos el riesgo de sufrir un colisión, y con 0,8 gr/l el riesgo es 5 veces mayor, y continua aumentando a medida que lo hace el nivel de alcohol en sangre. No sólo aumenta el riesgo de sufrir un accidente, también lo hace el riesgo de sufrir lesiones y la probabilidad de que estas sean mortales. El riesgo es aún mayor en los conductores jóvenes, en los que se une a la inexperiencia con el alcohol la inexperiencia en la conducción, hecho que justifica que el legislador haya establecido en la norma, como veremos más adelante, niveles de alcoholemia menores para los conductores en los dos primeros años del permiso».
Por eso alerta que «aún por debajo del límite legal, el riesgo de accidente puede verse ya incrementado. Por ello, lo mejor es evitar conducir después de haber consumido cualquier cantidad de alcohol. La única tasa realmente segura es 0,0 g/l».
Eso sí, en caso de haber bebido dos copas de vino o dos cañas de cerveza y dar positivo a la prueba, la multa llega igual.
Qué dicen los expertos
Al contrario de la DGT, los profesionales sanitarios son más estrictos y llaman a tener más cuidado y no beber si se va a tomar el volante.
De esta forma, indican que el alcohol afecta de forma muy diferente a cada persona ya que entran en juego muchos factores como el tiempo, el peso, el tipo de alcohol o los acompañantes que se ingieran. Es por esto que indican que es preferible evitar consumir alcohol si se va a conducir.