Conoce perfectamente los entresijos del partido del que fue expulsado vilmente.
Joaquín Leguina sabe mejor que nadie cuándo y dónde empezó la descomposición del PSOE hasta llegar a lo que hoy se conoce como la dictadura de Pedro Sánchez.
Para quien fuera presidente de la Comunidad de Madrid (1983-1995), tal y como cuenta en ‘The Objective‘ la formación de Ferraz comenzó su declive en tiempos de José Luis Rodríguez Zapatero, si bien ya los años anteriores mostró signos evidentes de que no sabía qué rumbo tomar tras la marcha de Felipe González:
El PSOE sufría ya una crisis letal de identidad que se había agudizado hasta el tuétano durante el mandato de Rodríguez Zapatero y que le llevó a confundir la izquierda con lo políticamente correcto. Un pensamiento blando trufado de feminismo corporativo y de ecologismo irredento.
Por supuesto, aparte del daño hecho por el ‘dirigente del talante’, con Pedro Sánchez los males se agudizaron.
Y eso, insiste el exmandatario madrileño, ha acabado generando pactos inexplicables y chapuceros:
Tras los miserables acuerdos firmados por el sanchismo con ERC, Junts, PNV (de lo acordado con EH Bildu no se sabe nada aún) las plazas españolas se han llenado de protestas ante semejante bajada de pantalones. Mas conviene recordar dónde comenzó esta gran chapuza.

El exsocialista lo data en Madrid:
Fue en Madrid, cuando Sánchez decretó manu militari la eliminación de todos los órganos madrileños del PSOE que fueron elegidos en su correspondiente congreso. Es decir, laminó de un plumazo la Ejecutiva, con su presidente y su secretario general al frente, el Comité Regional y todos los demás órganos de menor relieve. También dejó sin efecto el resultado del proceso de elección interna (primarias) en el cual se escogió al candidato a presidente de la Comunidad de Madrid (Tomás Gómez) y, para acabarlo de arreglar, el mando nombró una Comisión Gestora compuesta en su mayoría por quienes habían perdido el último congreso. Aquello fue una innovación, pero una innovación autoritaria. Un golpe de mano que dejó en un auténtico ‘estado de excepción’ al PSOE madrileño.
Para Joaquín Leguina, ahora mismo dentro del Partido Socialista, como en otras formaciones, hay un número ingente de personas cuya experiencia laboral fuera de la política se reduce a cero:
Unos males profundos que ya entonces aplicaban una letal endogamia que ha llevado a la aberración de tener hoy al frente de los grandes partidos -y al frente de las instituciones- a una enorme cantidad de personas que no han cotizado jamás a la Seguridad Social fuera de sus cargos políticos.

