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La cosa se pone de color carbón para el PSOE y para el Gobierno Sánchez.
Víctor de Aldama no solo volvió a cantar alto y claro, esta vez ante el Tribunal Supremo, sino que además llevó documentación altamente inflamable para la salud de los prebostes de La Moncloa y de la sede del partido en la calle Ferraz.
El comisionista sacó su fusil y empezó a apuntar a todo bicho viviente.
No se quedó la cosa únicamente en José Luis Ábalos y en Koldo García.
El industrial detalló ante el magistrado del Alto Tribunal, Leopoldo Puente, cuál era el sistema de cobro de comisiones ilegales que se había establecido a cambio de conseguir adjudicaciones en obras públicas.
Según el propio Aldama, el PSOE estaba metido de hoz y coz en ese entramado.
Ese movimiento de dinero sin control comenzó en el año 2019 y estima que esas comisiones por adjudicaciones rondaría los 3,5 e incluso los 4 millones de euros, de los que una parte iban a parar a las arcas del PSOE.
El porcentaje de esas mordidas se situaban en una horquilla del 1 al 1,5% por obra adjudicada. Y quienes percibían ese montante eran Koldo García y José Luis Ábalos.
Aldama también detalló que cada vez que Koldo García le daba dinero a Ábalos le informaba de las entregas y que, en ocasiones, esos pagos se hacían en su presencia. El grueso de las mordidas eran por adjudicaciones de obra y aparte estaban el cobro de las comisiones por las mascarillas durante el Covid.
El comisionista, tal y como detalla ‘El Mundo’ también aportó un pantallazo con unas notas manuscritas que le fueron enviadas por Koldo García a su teléfono móvil con una serie de ciudades, cifras y listados de empresas relacionadas con la adjudicación de obra pública correspondiente al año 2019.
Ahí aparecen grandes constructoras como Ortiz, Oproler o Avintia. Fuentes juíricas explican que ese manuscrito tendrá ahora que se analizado por la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil, designada como policial judicial en esta causa.
Además, esos amaños en obra pública se habrían extendido a los años 2020 y 2021, según la versión de Aldama. Pero el empresario no sólo puso el ventilador sino que también se autoincriminó y se refirió en dos ocasiones a una adjudicación a la constructora Levantina –por la que cobró más de 70.000 euros– y otra del grupo Azvi, por valor de 18.000 euros.
