ARTÍCULO EN 'EL DEBATE'

Ussía se lo pasa en grande con las trapacerías del bar «guarrindongo» de Pablo Iglesias

"Un bar o una taberna, termina adquiriendo las costumbres de su propietario, y en este caso, la higiene falla"

Alfonso Ussía y Pablo Iglesias.
Alfonso Ussía y Pablo Iglesias.

Tiene una guasa tremebunda.

Y, aparte de todo, una fina e insuperable ironía.

Alfonso Ussía, en su artículo de este 11 de febrero de 2025 en ‘El Debate‘, le mete una buena sacudida a Pablo Iglesias a cuenta de todas las irregularidades que está perpetrando en su último negocio, la famosa Taberna Garibaldi, en el barrio madrileño de Lavapiés.

Eso sí, el escritor no llega a nombrar en un solo momento al fundador de Podemos, pero por el texto se infiere perfectamente quién es el destinatario de sus dardos literarios.

El columnista subraya que la habilidad de captar clientes para que llenen un bar depende de más cosas que el simple hecho de servir excelsas comidas y copas:

Un establecimiento de comidas y bebidas, no depende tan sólo de la calidad de sus platos o sus martinis. El cliente habitual, tan importante a lo largo del año, no es tonto. Sabe lo que come y lo que bebe, y en qué plato come y de qué copa bebe. Se abren cada mes en España centenares de nuevos restaurantes y bares, que no aguantan el celo de los primeros días, lo que se llama «el bullicio de la novedad». Los primeros días acuden los amigos, pero también los amigos terminan tarifando cuando descubren compañeros de barra no deseados, como alguna cucarachita, que está prohibido pisotearla porque las cucarachas son animalitos que ninguna culpa tienen de ofrecer un aspecto tan repugnante.

Recuerda Ussía casos de famosetes ‘reconvertidos’ a hosteleros que creyeron que iban a pegar el pelotazo por su cara bonita:

Y nada menos recomendable que los advenedizos empresarios de hostelería que creen que, por su condición de famosos, famosuelos o conocidos, abren negocios de hostelería creyendo que sus todos sus amigos, los que acuden a la inauguración y a visitarlos los primeros días, son tontos, que la mayoría lo son, pero no caben en este artículo, en el que estoy tratando de los guarrindongos y no de los majaderos. Este tipo de empresarios acostumbra a ser muy de izquierdas, poco aficionado a la higiene personal, mal administrador del negocio que ignora sus secretos profesionales, y acostumbra a incumplir —muy habitual en las izquierdas—, con los derechos y haberes de sus trabajadores.

Saca a colación el ejemplo de los Bardem y lo relaciona con la aventura empresarial del ‘tabernero’ Pablo Iglesias:

No hace mucho una familia dedicada a los Goya cerró su restaurante con perjuicio de sus trabajadores, y ahora se comenta que la joven taberna de un empresario de televisión con vivienda en el Parque Nacional del Guadarrama, se ha llevado un susto al recibir un escrito de sus trabajadores en el que le exigen una mediación para mejorar sus sueldos y horarios, que consideran escasos los primeros y extralimitados los segundos. La misiva ha sido enviada desde la CNT, que no es, precisamente, partidaria de VOX o del PP.

Concluye asegurando que no le extraña el nivel de inmundicia del local conociendo cómo es su dueño:

Y no me extraña. Un bar o una taberna, termina adquiriendo las costumbres de su propietario, y en este caso, la higiene falla. No obstante, le deseo que supere el bache, porque sus trabajadores no son culpables de este tipo de minucias.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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