El presidente de Acción y Comunicación para Oriente Medio (ACOM), Ángel Más, ha reflexionado sobre la lamentable imagen que ofreció España al cierre de La Vuelta, producto del boicot organizado por antisistemas enarbolando la bandera de Palestina, con la connivencia del Gobierno de Pedro Sánchez.
“Fue una jornada muy triste en la que se normalizó el terrorismo callejero como modo de obtener unos objetivos políticos por la vía de la coacción, la intimidación, la quiebra de la ley y de los derechos fundamentales”.
Detalló cómo el grupo de personas con el que asistió a apoyar al equipo Israel Premier Tech, con banderas de Israel y España —como hacen siempre—, fue acosado por “cientos de personas con banderas de Palestina y con una actitud tremendamente violenta y coactiva”, pese a que se ubicaron donde les indicó la policía para evitar enfrentamientos. Incluso los persiguieron pese a que se desplazaron a otro lado para “no provocar”. Sin embargo, las fuerzas de seguridad no hicieron nada.
“Estos energúmenos nos siguieron, con actitudes cada vez más violentas, y la policía, en vez de contenerlos, disolverlos y proteger nuestro derecho constitucional a estar libremente viendo una vuelta ciclista, nos empezó a desplazar sin un rumbo fijo por mitad de Madrid. Desde Alcalá a la Plaza del Rey, hasta la Plaza de Las Salesas”.
Desveló que los agentes les comentaron que no tenían ninguna instrucción para protegerlos y que solo lo hicieron motu proprio porque, si no, los iban a linchar las más de mil personas que persiguieron al grupo.
“Estas personas no iban a protestar sobre una vuelta ciclista, ni a apoyar a ningún equipo ni a expresar una opinión pacíficamente en un evento público. Venían a lincharnos. Su problema no es la participación de un equipo israelí en La Vuelta; su problema es que respiremos, es que existamos”.
Por último, destaca el papel activo del Gobierno de Pedro Sánchez en estos hechos y subraya que el despliegue policial fue insuficiente y que da igual el número de funcionarios si no tienen la instrucción de controlar a la turba.
“Estamos en la normalización de la exclusión del disidente con el jaleo, el impulso, el apoyo del Gobierno. Es algo gravísimo”.