Sobrevivió profesionalmente a un vídeo que hubiera destruido a cualquier otro
Se considera sobre todo periodista y alardea de no tener amigos ni fidelidades. Pedrojota Ramírez, actual director del diario El Mundo, nació en 1952 en Logroño y es de esos personajes que jamás se sienten culpables de nada y se mueven por la vida como si lo único relevante en el planeta fueron ellos mismos. Además de eso, «técnicamente«, es un periodista excepcional.
Licenciado en la Universidad de Navarra y con una breve estancia en Estados Unidos, a la que ha sacado enorme partido, Pedrojota trabajó entre 1975 y 1980 en ABC, donde desde el inició destacó por su dedicación, olfato y manejo de la pluma.
En 1980, cuando apenas tenía 28 años y apadrinado por Joaquín Garrigues, fue nombrado director de Diario 16, que atravesaba en ese momento por serias dificultades.
Bajo su dirección, no sólo evitó el temido cierre del diario, sino que consiguió darle «marcha», orientarlo y hacerle subir en difusión hasta situarlo como tercer periódico español en lo que a tirada se refiere.
El 8 de marzo de 1989, Juan Tomás de Salas lo despidió de forma fulminante, según Pedrojota, por negarse a silenciar la estrecha vinculación entre el grupo terrorista GAL y el Gobierno de Felipe González, y según los que estaban más al tanto de la historia, porque el editor y principal accionista del Grupo 16 «no lo aguantaba» personalmente.
El 23 de octubre de 1989, siete meses después de ser destituido de Diario 16, fundó, junto a Alfonso de Salas, Balbino Fraga, Juan González y un selecto grupo de periodistas que habían trabajado con él -Juan Carlos Laviana, Alfonso Rojo, Melchor Miralles, Carmelo Caderot y Manuel Hidalgo – consiguió poner en pie El Mundo del siglo XXI, un periódico que no tardaría es posicionarse como el segundo del país y uno de los medios más influyentes en el desgaste de lo que se denominó «felipismo socialista».
Durante la década de 1990, El Mundo destacó por sus grandes reportajes internacionales, sus portadas sobre los escándalos de corrupción de los sucesivos gobiernos de Felipe González y por sus «exclusivas» sobre los GAL, una banda parapolicial, montada por funcionarios del Ministerio del Interior para asesinar en Francia a terroristas de ETA.
El mayor momento de gloria de Pedrojota Ramírez coincide casi sin duda alguna con la derrota del PSOE en las elecciones generales de 1996 y la llegada de José María Aznar a La Moncloa.
De esos momentos y para el recuerdo ha quedado la foto en la que el director de El Mundo, hinchado como un pavo, sale con el líder popular al balcón de la localidad madrileña de Carabaña, para recibir los aplausos de la multitud.
Su momento más bajo y sin duda más doloroso, porque frenó en seco su maniobra para hacerse con el control de Antena 3 TV bajo el paraguas de Juan Villalonga, por aquel entonces presidente de Telefónica, llegó de sopetón apenas un año después, cuando personajes vinculados al PSOE y a las trastienda del anterior Ministerio del Interior, difundieron un vídeo en el que aparece embutido en un corpiño rojo y siendo forzado sexualmente por una mujer guineana.
Exuperancia Rapú, la partenaire de Pedrojota en esas tórridas imágenes, afirmó en el juicio posterior que el 6 de marzo de 1997, fecha en que se grabó el vídeo, la cámara era manejada por un amigo suyo desde dentro de un armario:
«No le dije nada de esa tercera persona porque quería darle una sorpresa, pues a él le gustaba que grabásemos vídeos para verlos, y luego los borrábamos».
Pedrojota, cubierto por el equipo de investigación del periódico, ayudado por Jaime Mayor Oreja, ministro del Interior de la época y auxiliado por Juan Villalonga desde Telefónica, consiguió convertir el pringoso asunto, tratado con sordina por la mayoría de los medios de comunicación, en un escándalo político, al acusar a personas vinculadas al PSOE y calificarlo de «último atentado de los GAL».
Eso, la torpeza de sus rivales y su extraordinaria capacidad de encaje sumada al respaldo que le dio Agatha Ruiz de la Prada, madre de dos de sus hijos y su eterna compañera de fatigas, permitieron a Pedrojota resistir el golpe.
Tanto Exuperancia, cuyo propósito inicial parece haber sido sacarle algún dinero al periodista, como otros implicados en difusión del vídeo, fueron condenados por sentencia judicial firme a entre 2 y 4 años de prisión, por intromisión en la vida privada de Pedrojota.
Aunque de menor entidad, pero también gravoso para él, ha sido y sigue siendo el escándalo de la piscina en su mansión mallorquina, que ya existía cuando fue adquirida por él, y que invade terreno público.
La, manifiestamente ilegal piscina, fue «invadida» en agosto de 2005 por una banda de ecologistas, encabezados por el diputado de ERC Joan Puig.
Tiene la alberca en contra más de una sentencia, pero gracias a las buenas relaciones que el director de El Mundo mantiene con el presidente Zapatero y algunos miembros de sus Gobierno, sigue incólume y para disfrute de la familia Ramírez y sus invitados.
Pedrojota es autor de una decena de libros, en todos los cuales subraya su indudable influencia en la vida periodística y política de España de las últimas dos décadas.
Su última gran operación, destinada a crear un grupo mediático cpaz de competir en pie de igualdad con el Grupo PRISA, pero desde el centro derecha, fue la adquisición de casi todas las cabeceras del antiguo Grupo Recoletos –Marca, Expansión, Diario Médico, Telva, etc– para lo que contó con los millones de los italianos de Rizzoli.
La crisis general, unida a los malos resultados en Italia de RCS Mediagroup, han dejado bastante maltrecha la jugada. Por el momento, todo se resuelto con dos centenares de despidos y el cierre de varias ediciones locales de El Mundo, pero las perspectivas de Unedisa, la gran empresa que pilota Pedrojota, no son buenas.