Para facilitar el trabajo de los periodistas en las campañas electorales, los partidos empezaron a suministrar a los medios, vía satélite, la señal televisiva de sus actos
La obligación del periodista es preguntar e indagar de forma responsable, y la obligación del político de responder de su actuación ante los ciudadanos. En España, esas reglas están sufriendo un grave deterioro.
Lejos del elegante y acepto «non coment» de la cultura anglosajona, algunos políticos no se conforman ya con no responder. Ahora niegan de salida el derecho a la pregunta y tratan de solventar la comunicación con declaraciones grabadas y comunicados.
Como escribe Milagros Pérez Oliva en El País, los periodistas no han de hacer partícipes a sus lectores de sus cuitas, ni siquiera de las dificultades que tienen para realizar su trabajo.
El propio Libro de estilo del Grupo Prisa lo dice claramente:
«El derecho a la información es sobre todo del lector, no del periodista. Si se encuentran trabas, se superan; si éstas añaden información, se cuentan; si no es así, se aguantan. Las columnas del periódico no están para que el redactor desahogue sus humores, por justificados que sean».
Pero es que la cosa pasa ya de castaño oscuro. A lo que estamos asistiendo, sobre todo desde la política pero también desde el alto mundo empresarial, es al intento, cada vez menos disimulado, de negar a la profesión periodística su papel de intermediario, la función social que ha venido ejerciendo como garante de la libertad de información y como elemento activo de control del poder.
El comenzó hace casi diez años, cuando algunos cargos públicos del PSOE y del PP empezaron a convocar conferencias de prensa en las que no se admitían preguntas.
Se sumaron al método, ocasionalmente, hasta los altos directivos de los grandes grupos de comunicación. Y ahora todos se apuntan al sistema.
Para «facilitar» el trabajo de los periodistas en las campañas electorales, los partidos empezaron a suministrar a los medios, vía satélite, la señal televisiva de sus actos.
Los medios pueden obtener gratuitamente las imágenes, pero son los realizadores del partido quienes controlan las cámaras, y por tanto, lo que se emite. Durante un tiempo, los medios podían acceder, si lo deseaban, con sus propias cámaras.
Ahora, el PSOE y PP han dado un paso más: la única imagen posible es la que facilita el propio partido, en algunos casos incluso editada.
Hace algo más de un año, por iniciativa del presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid, Fernando González Urbaneja, y del decano del Colegio de Periodistas de Catalunya, Josep Carles Rius, los directores de 10 grandes diarios firmaron una declaración en la que criticaban las ruedas de prensa sin preguntas y los intentos de prefabricar titulares e informaciones.
No ha servido de nada.