Son los intermediarios de los intermediarios y practican lo que se denomina periodismo de fuentes.
Bien sea porque ya no pueden marcar su agenda o porque han de ser complacientes en la información, los periodistas del medio tradicional creen que la batalla para salir del ostracismo frente a la avanzadilla del gabinete de comunicación está perdida.
SI NO SALES, NO EXISTES
Es la ley de la ‘firmitis’. Si no sale tu nombre en los medios, no existes. Además, en general, las noticias de los gabinetes de comunicación tienen que ser favorables a las instituciones, empresas o partidos políticos que les contratan. Y eso es lo que se publica en los medios tradicionales.
Ha surgido así un gran aparato de comunicación, externo a los medios, cuyo único objetivo es influir y, si pueden, condicionar los contenidos informativos. Son los intermediarios de los intermediarios y practican lo que se denomina periodismo de fuentes, tal como recoge El País.
Ese aparato de influencia ha crecido en los últimos años de tal forma que ya hay, por ejemplo, muchos más periodistas trabajando en empresas, organismos, bancos e instituciones económicas, que periodistas encargados de informar sobre economía en los medios de comunicación. Lo mismo puede decirse de cualquier otro sector.
DIFICULTADES PARA DECIDIR SU PROPIA AGENDA
Los medios lo tienen más díficil para seleccionar la información y para marcar su propia agenda. Los gabinetes de prensa se han creado para ofrecer un mejor servicio a los periodistas y al público. Así es en muchos casos y es muy meritorio el esfuerzo que muchos realizan para mejorar la calidad de la información, particularmente los vinculados a la universidad, los centros de conocimiento o las entidades sociales.
Pero en el ámbito de la política y de las instituciones públicas, lo que nació como un servicio se está convirtiendo en un mecanismo de control de la información, una barrera para el acceso a las fuentes y a los datos.
En general, la relación entre los gabinetes y los periodistas son plácidas en las informaciones neutras o de complacencia. El problema surge cuando la información es negativa o no encaja en la agenda diseñada en función de intereses npropagandísticos.
Ejercer un periodismo independiente ya era complicado. Ahora ni se verá si no consigue salir de la nebulosa partidista.