Los artículos y reportajes dedicados a Afganistán representan el 7% del total aparecido en la prensa americana durante los primeros seis meses del año
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Cubrir un conflicto es costoso. Y para los periódicos, las radios y las televisiones estadounidenses es aún peor cuando se vive en un contexto de restricción fiscal.
Son momentos de recortes y la pregunta para muchos, incluso los grandes, es:
¿Se debe sacrificar la cobertura de Afganistán para ahorrar en un momento de agobio económico general?
Rick Kaplan, productor ejecutivo de uno de los programas emblemáticos de la CBS, ‘Evening News’, se siente tentado a responder de forma afirmativa:
«Cuando mandamos a las personas a las zonas de conflicto, deben hacer todo lo posible para garantizar su seguridad. Es muy caro. Y no podemos permitir que los costes estén por las nubes».
Como recuerda el Comité para la Protección de los Periodistas, desde que comenzó el conflicto, un total de 17 periodistas han sido asesinados, por no mencionar otros tantos secuestrados o con riesgo de ello.
En consecuencia, como cuenta Renee Montagne, presentadora de las noticias de la mañana en la radio pública NPR, es muy difícil rellenar la «gran brecha» existente entre la situación existente en el territorio y la percepción del público en general.
«Todo el mundo debería ser libre para decir si cree que una guerra vale la pena ser seguida, pero esta opinión también debe basarse en la información».
Paradójicamente, la cobertura en Afganistán ha aumentado durante este verano. Los artículos y reportajes dedicados al tema representaban únicamente el 2% del total aparecido en la prensa americana durante los primeros seis meses del año.
Ahora, según los datos del Proyecto para la Excelencia en el Periodismo del centro del investigación Pew (PEJ), este índice ha subido un 7% desde el pasado mes de julio.
Para Mark Jurkowitz, uno de los responsables de PEJ, este aumento tiene su causa en las recientes elecciones presidenciales en Afganistán del 20 de agosto y a las acusaciones de fraude aparecidas antes de que los centros electorales del país cerraran sus puertas.
Aún así, el verdadero ‘handicap’ que ha sufrido la cobertura de esta guerra es el haberse efectuado, hasta ahora, en la sombra del conflicto iraquí.
Un hecho que a su vez se complementa con las elecciones en Estados Unidos que desembocaron en la llegada al poder de Barack Obama, y la ya famosa crisis económica que golpea a todo el mundo, especialmente al país americano.
Todo ello ha «ahogado» la aparición de los acontecimientos afganos en los medios de comunicación del país.
Algo que ha hecho ver como, por fin, según Kaplan, está deshorbitada cobertura es inversamente proporcional al interés del público.
¿Cómo se puede mantener en vilo al espectador frente a una guerra que acaba de cumplir su noveno año?
Dando una prueba de imaginación, respondió la CBS, cuando a principios de octubre emitió una miniserie de tres capítulos de cerca de media de duración cada uno en la que la cadena «dio voz a Afganistán y analizó detalladamente todas las facetas dentro de las relaciones afgano-americanas».
El resultado de audiencias dejo clara la conclusión: del 4,3% al 3,4% en su parte final. Una audiencia realmente pobre.
A pesar de todo, ciertos medios de comunicación todavía se encargan de cubrir el conflicto.
Por ejemplo, ‘Los Angeles Times’ y ‘The Washington Post’ acaban de nombrar corresponsales en el lugar a tiempo completo, uniéndose de este modo a los ya existentes del ‘New York Times’, NPR, CNN, NBC y Fox.