La posibilidad de crear una alternativa sólida desde el centro democrático se esfumó.
Era el año 1982. Muy pocos daban la mayoría absoluta al PSOE. Era la oportunidad de crear un socio de Gobierno «perfecto» para el PSOE de González. La UCD ya no tenía fuerza y el entonces director de Diario 16 encontró en esta la oportunidad de «fabricar» a su candidato. 15 días después lo «aniquilaría».
Mes y medio antes de las Elecciones Generales de aquel año UCD celebra un mitin en Madrid frente a 4.000 personas. El entonces presidente del Congreso de los Diputados Landelino Lavilla Alsina es el orador. Empieza la maniobra de Pedrojota quien, a cinco columnas, publica en Diario 16: «Landelino Lavilla: el centro encontró a su líder».
Pero la intención de Pedrojota Ramírez era ir más allá. Según cuenta Díaz Herrera en su biografía «Pedro J. al desnudo» (Editorial AKAL), el actual director de El Mundo quería que, a cambio de apoyar a un debilitado UCD, varios miembros del recién fundado Partido Demócrata Liberal entraran en las listas del Congreso.
«(Pedrojota) intenta un pacto con Antonio Garrigues que acaba de crear una especie de estrafalario «camarote de los hermanos Marx», el Partido Demócrata Liberal (PDL).»
«Ante la resistencia numantina de los «históricos» (de la UCD) a dejar sus espacios a los advenedizos (PDL), el director de Diario 16 dedica medio periódico a convencer al dirigente de UCD que debe ceder parte de los puestos de sus listas electorales a Antonio Garrigues. Al no conseguirlo fulminó los restos del naufragio de UCD quince días más tarde.»
A los pocos días, y tras la negativa de los históricos de la UCD, Diario 16 publica en páginas editoriales:
«Fue imposible el matrimonio electoral entre UCD y el PDL. Las bases provinciales centristas se oponían a la inclusión en sus candidaturas de los liberales».
Aquel «invento», tal y como se refiere a él José Díaz Herrera, duró 192 horas. La posibilidad de crear una alternativa sólida desde el centro democrático se esfumó. Pero Pedrojota toma represalias. Díaz Herrera califica de «absurdo y alucinante» un artículo con el que se pretendía enterrar al que fuera partido del Gobierno. Bajo el título «Vote UCD, vote colza o a las listas de Carrero», Pedrojota escribe:
«Con ser todo un síntoma, la exclusión de los liberales no es lo más grave del caso. Lo verdaderamente grave de las listas de UCD no son tanto las ausencias como las presencias. […] Hasta hace una semana sabíamos que Landelino Lavilla era un intelectual de talla y un jurista riguroso. Desde hace una semana también que podía ser un líder brillante y carismático. Desde ayer sabemos que carece de la energía suficiente para actuar resolutivamente en las situaciones críticas.»
Lo más revelador de esta historia, según relata José Díaz Herrera, es que
«El 15 por ciento del capital de Diario 16 pertenecía a UCD. De donde puede deducirse que el director del periódico cogía el dinero con una mano y con la otra apuñalaba a quienes les permitían sobrevivir en durísimas condiciones en que se desenvolvía la prensa de entonces.»