El caso de la COPE clama al cielo, puesto que sufrió un descalabro de 600.000 oyentes y dio la noticia de que consolidaba su posición
Una cosa son los datos y otra muy distinta las noticias. El Estudio General de Medios (EGM) arrojó dos conclusiones claras: que no corren buenos tiempos para la prensa generalista en papel y que muchos oyentes de las emisoras de radio ‘cambiaron de camiseta’.
Pero cada periódico o emisora ha tratado de inflar las cifras y engañar al público para salvar el tipo. Toda una lección de periodismo desinteresado.
La prensa generalista, a excepción de ABC y La Vanguardia, perdieron lectores. El País es la cabecera más leída de los generalistas de pago pero perdió 20.000 lectores en comparación con la última oleada, y 137.000 lectores en un año. El Mundo perdió 39.000 lectores.
Estos eran los titulares que ofrecieron ambos periódicos sobre sus propios datos:
- EL PAÍS supera los dos millones de lectores y crece el domingo
- Unidad Editorial, más líder con una audiencia de 5.786.000 personas
Peor fue el descalabro de La Razón, que pasó de 393.000 lectores diarios a los 355.000, una fuga de 38.000 lectores. Informaba de su fracaso con un discreto titular:
EN LA RADIO, LA MISMA CANTINELA
Las emisoras de radio hicieron más de lo mismo. Como informa el blog prensa preventiva en un artículo titulado ‘Datos del EGM, alguien miente’, estas fueron las informaciones que facilitaron los aludidos:
- La Cadena SER consolida su liderazgo nacional como número uno en audiencia. Todos los programas de la Cadena SER son líderes en sus respectivas franjas horarias las 24 horas del día
- Espectacular subida de Onda Cero, la mayor de la radio española. Onda Cero se consolida como la segunda cadena de radio generalista, distanciándose en 700.000 oyentes de la tercera
- El Grupo COPE consolida su segunda posición: 3,4 millones de oyentes diarios. La última oleada del EGM consolida al Grupo COPE como segundo grupo radiofónico nacional con 3,4 millones de oyentes diarios, media anual.
En concreto, el caso de la COPE clama al cielo, puesto que sufrió un descalabro de más 600.000 oyentes que superó todas las previsiones.