Esta prensa que se cuadra y acude presta cuando desde el Palau tocan la corneta
Se ha mantenido y ha arreciado y, contra toda ética, Bono ha continuado sufriendo un brutal acoso, especialmente sangrante en algún periódico ultramontano de la Villa y Corte».
Se lo leíamos a Pilar Rahola en ‘La Vanguardia’, donde sólo ella es capaz de olvidarse de la sentencia del Estatut para defender a su admirado José Bono, quizá porque ha sido uno de los últimos políticos que se ha dignado a hacerla un poco de caso desde que aquél chiringuito del Partit per la Independència tuvo que echar el cierre por falta de clientes.
La moralina que destilaba el artículo era de toma pan y moja: «Aunque en las periferias díscolas no gozamos de ese periodismo barriobajero que intenta la muerte social de un adversario, cuando quiere destruirlo políticamente, en Madrid abunda y triunfa». Eso, escrito en el diario de los Godó, tan ‘picoleto’ -en el sentido de su defensa cerrada del presidente de turno de la Generalitat, sea cual sea tenía su gracia.
Y más en esa prensa que se cuadra y acude presta cuando desde el Palau tocan la corneta. Decía la madre superiora Rahola, acostumbrada a imponer siempre sus principios a grito ‘pelao’, que a Bono lo están -bueno, lo estamos- «desprestigiando por acumulación» y que «al final han logrado erosionarle».
«El calvario, pues, de un político de notable biografía se mantiene ante la indiferencia de la mayoría», señalaba, echándole la culpa a María Dolores de Cospedal y, tela, a José Luis Rodríguez Zapatero por su «silencio».
¡Como si no tuviera otros problemas! «Clama al cielo que ante una campaña de tan brutal de desprestigio contra el presidente del Congreso, la mayoría de sus colegas socialistas no se inmuten», añadía, rompiendo una lanza por «un político que está sufriendo una de las campañas más sucias, pendencieras e indignas de los últimos tiempos».
Muy bien, Rahola. Te has ganado un sitio en el banco el día en el que el ‘Rey Midas’ de Salobre.
Originalmente publicado en La Gaceta