Lo que Marruecos pretende hacer ahora, con la connivencia de las las autoridades españolas, es una especie de safari informativo al Aaiún
Lo que faltaba. Al sonrojante silencio de Zapatero y sus ministros, frente a la represión impuesta por Marruecos en el Aaiún, se suma ahora la connivencia en la censura.
A pesar de que Trinidad Jiménez elogió el trabajo de los periodistas que consiguieron sortear a los policías marroquíes e informaron durante unas horas desde el lugar de los hechos y que Rubalcaba -tras entrevistarse con el ministro del Interior Taib Cherkaui- insistió en que deberían dejar entrar a todos los reporteros que quisieran, ya que es «mucho mejor para Marruecos» abrir el acceso a los informadores españoles que prohibirles el paso, el Gobierno socialista se ha prestado a colaborar con el de Rabat en la ‘operación censura’.
Al alimón, están montando un viaje a la zona y el secretario general de la Presidencia ha ofrecido ir en la comitiva a un representante de El País, a otro de El Mundo y a un equipo de TVE. ha excluido expresamente al diario ABC, cuyo corresponsal en Rabat, Luis de Vega, es el más veterano y ha visto como el rey Mohamed VI le retiraba hasta la credencial. Además de a Luis de Vega, Marruecos ha vetado para la ‘tourné‘ a todos los corresponsales en la zona, quienes, en principio, tienen un mayor conocimiento de la situación.
Una decisión que ha sido aceptada por el Ejecutivo socialista, colaborando así en la práctica con la censura marroquí.
El argumento esgrimido por Rabat para justificar la elección de El País y El Mundo es que son los dos diarios de mayor tirada.
La Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE) a exigido al Gobierno Zapatero que no participe en «decisiones de veto», alertando de que la discriminación impone Rabat y a la que se presta el Ejecutivo español «atenta contra la libertad de prensa«.
LA OFENSIVA MEDIÁTICA MARROQUÍ
Las autoridades de Marruecos han lanzado su artillería en las últimas semanas contra la prensa española, acusando a los informadores de tergiversar la información sobre el país y de mantener actitudes racistas.
Primero lo hizo en Madrid el pasado día 3, el titular de Exteriores, Taieb Fassi Fhiri, en presencia de su homóloga española, Trinidad Jiménez, y, después lo han hecho en varias ocasiones, a raíz de los sucesos del campamento.
La última vez, el propio ministro del Interior, tras reunirse con Rubalcaba. Cherkaoui dijo que se había prohibido la entrada de los periodistas porque tenían actitudes preconcebidas y prejuicios hacia Marruecos.
LAS RAZONES DE LA JUGADA
Ahora, en medios periodísticos se considera que lo que Marruecos pretende hacer ahora, con la connivencia de las las autoridades españolas, es una especie de safari informativo. Rabat espera, por supuesto, que las informaciones que ofrezca el grupo escogido se acomoden más a sus tesis.
Tras las gestiones hechas por el Gobierno español ante Marruecos para que le sea devuelta la acreditación al corresponsal de ABC, las autoridades marroquíes han accedido a restituírsela, pero «de manera provisional».
COLEA LA METEDURA DE PATA
Todavía colea y tiene lógica la tremenda pifia cometida por El País, El Mundo, La Vanguardia, ABC y otros medios de comunicación españoles, que aceptaron como buena una foto de la Agencia EFE en la que se presentaba como niños saharauis heridos, la imagen de unos niños palestinos tomada en Gaza en 2006.
El periódico con más tirada nacional en Marruecos, ‘Al Massae’, ha reproducido la foto a toda página como supuesta prueba de los medios de comunicación españoles tergiversan los sucesos de El Aaiún.