El pasado sábado en la capital de Perú falleció una de esas personas que hacen del periodismo una condición misma del hombre. En los medios impresos más importantes del país su firma apareció siempre silenciosa para no ensombrecer la noticia que la acompañaba.
Se ha muerto un maestro, un trovador de su tiempo. Sus compañeros le recuerdan como una persona de pocas palabras y mirada adusta en lo social. Hasta que frente a él aparecía la información. Era entonces «un hombre locuaz eterno laborante de la noticia«.
Desde muy joven forjó su semblante en cabeceras peruanas como La Tribuna, Órbita Popular o el diario El Comercio donde se jubiló ya hace unos años. «Gracias Juancito por tus sabios consejos» han dejado escrito aquellos que compartieron con él redacción y experiencia.
Su familia habla de Juan Monzón Rutti como un padre, esposo y periodista de conducta intachable. Su hijo Paul Monzón ha seguido los pasos de su padre en el otro lado del mundo. Hace 17 años emigró a España donde es leal heredero de su legado. Un modo de hacer periodismo que se aprende en la calle, en ese cara a cara cotidiano con la realidad.
En Periodista Digital sentimos como propia la pérdida de Paul Monzón con el que tenemos el privilegio de compartir espacio de trabajo. Desde su Periodista Latino muestra cada día una inconfundible forma de hacer este trabajo. Un periodismo que de joven le inculcó su padre.