Tiburón ávido de sangre es el título de la columna de opinión que el periodista Xavier Vidal-Folch, director adjunto de El País, dedica a la crisis del euro provocada por los problemas financieros de Grecia.
Aprovecha para reprobar a los medios de comunicación críticos con el Gobierno Zapatero, sugiriendo un remedio:
Que la prensa conservadora madrileña se amoldase a su homóloga europea y no sacrificase al país (o «patria», dicen) para hundir al Gobierno.
Recomienda dos lecturas «obligatorias para la derecha»:
- El artículo de Manuel Lagares La hora de la verdad (El Mundo, 27 de abril) en el que demuestra que «España es bien distinta de Grecia» (cuatriplica la población, quintuplica el PIB, tiene la mitad de la deuda)… aún criticando al Gobierno.
- Y el de Miguel Boyer Ganar dinero apostando al desastre (El País), donde razona que la probabilidad de la bancarrota griega «es despreciable» y aún «más ridículas» las casandradas sobre otros vecinos.
Y concluye:
Por pura deformación profesional, el periodismo se ha convertido en una competición tremendista en la que los medios se van contagiando uno al otro el síndrome del alarmismo.