Joana Bonet, columnista de La Vanguardia, crítica la repercusión mediática que ha tenido la foto de Piqué e Ibrahimovic

«No existe mayor tabú que una posible escena de homosexualidad entre dos estrellas de fútbol»

"Los gritos de maricón en las gradas son muy temidos"

"No existe mayor tabú que una posible escena de homosexualidad entre dos estrellas de fútbol"
La imagen de Ibrahimovic con Pique, en actitud amistosa. EP

La vida en los vestuarios está llena de camaradería, abrazos y besos

«Siempre he compadecido la incómoda sospecha que recae sobre un hombre cuando es cariñoso y tierno con otro hombre en público».

Así comienza el artículo Heterogol, de Joana Bonet, que publica este 12 de mayo de 2010 La Vanguardia. Bonet critica la repercusión mediática que ha tenido la foto de Piqué e Ibrahimovic.

El metrosexual, en el polo opuesto de los Iron Man que reivindicaban al hombre-hombre, gritó al mundo sus deseos de liberarse. De abandonar la máscara de la hombría hasta el punto de convertirla en un anacronismo.

A día de hoy, las quinielas acerca de qué ministros son homosexuales o las pesquisas sobre la sexualidad de un torero siguen ocupando las horas muertas.

Esa absurda necesidad de caricaturizar al otro, se enmarca la foto robada de Piqué e Ibrahimovic, que ha sido publicada en periódicos de todo el mundo, desde Il Corriere de la Sera hasta Clarín.

No existe mayor tabú que una posible escena de homosexualidad entre dos estrellas del fútbol.

Porque bien es sabido que en el fútbol no hay gais. Así lo afirmó el seleccionador italiano Marcello Lippi: «En cuarenta años de carrera, no he conocido a ningún futbolista gay», mientras que Luciano Moggi fue más allá: «Un gay no puede ser futbolista».

Los gritos de maricón en las gradas son muy temidos. Que se lo pregunten a los futbolistas de la Premier League, que no participarán en una campaña contra la homofobia por temor a que se mofen de ellos.

La vida en los vestuarios está llena de camaradería, abrazos y besos. De desnudos sin pudor.

Los jugadores se quedan a pecho descubierto y se abrazan al igual que los hinchas -a más de uno, barriga y puro en ristre, he visto darse un beso en la boca con otro hombre después del tan ansiado gol-. 

 

 

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