Jesús Maraña escribió el día después del anuncio del plan drástico de Zapatero, un breve artículo titulado Por supuesto que no se entiende, con el que trataba de defender la soberanía del presidente del Gobierno con respecto a la Unión Europea y a otros líderes mundiales.
Maraña no se conforma con esta afirmación. Trata de justificarla: «Las cosas son más complejas y el origen de esta obsesión por acelerar la reducción del déficit proviene de la reunión del FMI en abril, cuando ya sonaron las alarmas por el endeudamiento público y privado y por la debilidad del euro frente a los tiburones de los mercados».
Es comprensible que el flamante director de Público tenga que hacer esfuerzos dialécticos para defender a un Ejecutivo y a su cabeza visible a los que su jefe, Jaume Roures, debe tanto.
Sin embargo, no puede permitir que su memoria le falle tanto. Sólo una semana antes, a Zapatero le traían al pairo todas las recomendaciones del FMI. «La drástica reducción del déficit puede comprometer la recuperación», aseguro el 5 de mayo en el Palacio de La Moncloa tras recibir a Mariano Rajoy.
Le guste o no al sustituto de Félix Monteira, Zapatero está haciendo los deberes que le han mandado Merkel y Sarkozy. Y, por si tenía alguna duda, se los ha recordado su admirado Obama.
VERDAD MENTIRA
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