A diferencia de Borges que decía de los espejos son malvados por el modo en que reflejan la realidad, Alfonso Palomares no aplicaría este término a los medios de comunicación pero si que en ocasiones, afirma, pueden llegar a ser perturbadores.
En su novela Los laberintos del espejo (Ediciones B), Palomares crea un escenario en el que la deformación de la realidad por culpa de los medios es protagonista. Es el lado amarillo de la información que se revela como un «género periodístico» en el que conseguir el poder es el único fin de los responsables del diario llamado «El Espejo».
«Es la vertiente oscura de la comunicación. El responsable de un medio que tiene como único objetivo alcanzar el poder y el dominio. Para ello no duda en falsificar en beneficio propio lo que considere oportuno».
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LO VERAZ Y LO VEROSÍMIL
Alfonso Palomares, que fue director de la Agencia EFE durante 10 años, explica que hacer pasar lo verosímil por veraz es un error cometido más veces de las que a un periodista le gustaría admitir.
«Lo verosímil es lo que puede ser verdad, pero no lo ha sido y se presenta como un hecho que sucedió.
Un ejemplo: hace ya años, un presidente del gobierno español se enfrentaba a un cúmulo de dificultades a causa de la crisis económica. Un periodista, ya fallecido, escribió que había entrado en una depresión grave e que había intentado suicidarse. Era verosímil, pero estaba muy lejos de ser verdad.
A partir de lo verosímil se construyen muchas mentiras, basadas en fuentes vagas e inciertas en las que se apoyan.»
