Los recortes en publicidad están afectando a la independencia de los periodistas
No dejes que el trampero te ponga la comida porque eso te va a domesticar. Lo dice Carlos Salas al hablar de que el peor vicio para un periodista es la rutina. Cree que un comunicador a ese lado de la información tiene que salir a buscar cosas diferentes y no caer en la repetición de la simple cobertura de ruedas de prensa.
Carlos Salas, en cuyo curriculum destaca la direción de varios periódicos e impartir semiarios de comunicación, acaba de publicar el libro Las once verdades de la comunicación (Ed. LID). Es una herramienta básica para saber gestionar los mensajes, presentaciones o textos para que lleguen al receptor de la forma más atractiva posible.
Algunas de estas verdades pasan por cuidar hasta el más mínimo detalle:
Las tergetas de visita, la redacción de los correos electrónicos, el modo de dirigirse a un interlocutor, la imagen personal, las presentaciones en público, la defensa de los argumentos propios…
Este manueal pone especial atención en la relación que se establece en dos lados de una información: el periodista y el director de Comunicación de una empresa o institución que gestiona esa información. Sobre este tema Carlos Salas explica que
«Los buenos directores de Comunicación no mienten nunca. En ocasiones, no te pueden decir toda la verdad. Pero a un periodista que tenga el colmillo retorcido no le engañan.
Aquellos directores de Comunicación que se caracterizan por su blindaje mantienen una posición absurda. (…) Lo que también ocurre es que malos periodistas hacen que los intermediarios desconfíen de los buenos.»
Al ser consciente de las reglas que se ponen de manifiesto en este libro, el lector cae en la cuenta del tiempo y el dinero que se podría ahorrar cuando se consiguen evitar unos errores más habituales de lo que imaginamos.
