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Pase lo que pase, que quede clara una cosa: el Gobierno de Zapatero no logrará callar a la prensa libre. o logrará callar a La Gaceta. Ningún gobernante ha logrado por entero callar a sus críticos, y el zapaterismo tampoco lo logrará sin que se le vuelva en su contra. Sentadas estas bases, el incidente vivido esta misma semana por reporteros gráficos de La Gaceta en el Senado es un incidente de la mayor gravedad, que muestra a las claras el deterioro de nuestro sistema de libertades y retrata una cultura institucional de autoritarismo y prepotencia, tan incapaz de soportar la crítica legítima que tiene que acabar con ella mediante la coerción física.
Es inaceptable que en un Estado de Derecho se vivan tensiones como las vividas por los reporteros de La Gaceta en un lugar como el Senado, donde supuestamente se ejerce la soberanía nacional. Este martes, el habitual matonismo que sufren los fotógrafos por parte de las Administraciones se manifestó con excepcional virulencia, cuando uno de los miembros del personal de seguridad de la Cámara alta amenazó expresamente a un fotógrafo de esta casa.
Para más inri, tal atropello se cometió en el momento en que el trabajador de La Gaceta se aprestaba a retratar el plante contra Zapatero escenificado por los compañeros de la prensa gráfica, hartos ya de sufrir tantos abusos. Cabe esperar que la persona de seguridad culpable de lo ocurrido sea apartada de su cargo, por su obvia falta de idoneidad. Este incidente sería preocupante, sería gravísimo, si se hubiera dado por primera vez.
Pero, lamentablemente, dista de ser la primera vez que los periodistas, muy especialmente los de La Gaceta, son tratados con un despotismo inaceptable por parte del Gobierno de Zapatero. La situación es tal que puede afirmarse que la libertad de prensa, hoy por hoy, es en España una utopía, que las barreras que el Gobierno pone para el derecho de informar recuerdan más a los métodos represivos del franquismo, cuando no caen, directamente, en la apertura de procesos inquisitoriales contra los grupos que, haciendo uso de su libertad, no manifiestan su completa sumisión al Gobierno.
CRÍTICAS A GONZÁLEZ URBANEJA
No es aceptable que, para contrastar informaciones, los directores de comunicación del zapaterismo ni se pongan al teléfono ni devuelvan las llamadas. No es aceptable que haya ruedas de prensa sin preguntas, a mayor gloria de un ministrillo de turno que se ha creído un semidiós. No es aceptable el trato de favor a unos medios mientras otros reciben desdenes y desprecios cuando no directamente violencia física y verbal. Desde La Gaceta reivindicamos nuestro derecho a ejercer el periodismo sin cortapisas ni amenazas.
Reivindicamos una prensa libre de miedos y mordazas. Cabe recordar, con preocupación y tristeza, el deplorable papel que la Asociación de la Prensa de Madrid ha tenido, no sólo en este último atropello, sino en la larga deriva gubernamental hacia la asfixia de la prensa independiente.
La Asociación está alineada en la defensa del zapaterismo y, como el propio Gobierno, parece empeñada no en defender a la prensa sino en acosarla y desacreditarla. Es un proceso totalitario, por el cual, una vez se cosifica y desacredita a unas personas determinadas, en este caso periodistas críticos con el poder, ya vale todo en su contra. Al reivindicar, para nuestro periódico y para todos, la libertad de ejercer nuestro trabajo, no hacemos sino defender nuestras libertades constitucionales, pues, como recordaba Ben Gurion, el verdadero test de la democracia es la libertad de crítica. Ante un Gobierno que impide el ejercicio de un derecho humano fundamental, clave para un país, como es el derecho a la información, sólo cabe recordar que no hemos de callar, “por más que con el dedo, ya tocando en tu boca o en tu frente, silencio avises o amenaces miedo”.
Editorial publicado en el diario La Gaceta.