Si Iker Casillas hubiera tenido por pareja a un hombre en lugar del bellezón de Sara Carbonero, el presidente de la APM, Fernando González Urbaneja, nunca se hubiera atrevido a perpetrar las humillantes y vejatorias acusaciones contra la impecable reportera deportiva de Telecinco. De haberlo hecho, además, todo el mundo hubiera convenido que se trataba de un ataque absolutamente discriminatorio.
Y es que, además de discriminatorias y machistas, las acusaciones tienen un tufillo cobarde que apestan. ¿Acaso califica de vergonzosas y de perversión de los valores del periodismo las carreras de Gloria Lomana, Alicia González o Chinny Gamir, mujeres o novias de Josep Piqué, Rodrigo Rato o Alberto Nuñez Feijóo? ¿Y qué decir de si es un hombre el periodisto y su pareja ministra del Gobierno de España como en el caso de Miguel Barroso y Carmen Chacón?
Urbaneja debe pedir disculpas sin más dilación porque de lo contrario lo que debería hacer es irse a su casa. El ataque a Sara Carbonero no es de recibo y descalifica cada día que pasa a quien lo ha vertido. Por cierto, ¿tampoco tiene nada que opinar al respecto la ministra de Igual-da?