La TDT de Unidad Editorial entrevistaba a la decoradora María del Carmen Pérez
¿Qué decirles del golazo de cabeza de Carles Puyol, si esta todo dicho? ¡Pedazo gol, oigan! Por mucho que los de The Independent, en ese ejercicio tan ‘British’ de tocar lo que cuelga y no suena, calificaran al catalán de «central de aspecto agrícola». Ya ven.
Hace un par de siglos largos un vasco de aspecto también agrícola, o peor, un cojo mutilado y guipuzcoano de Pasajes, les pegó un buen repaso a los hijos de la Gran Bretaña en Cartagena de Indias. Blas de Lezo se llamaba, y, por cierto, ni calle tiene en Madrid. Fíense de los feos cuando se ponen farrucos…
PAZ EN LA SER
Esto del Mundial es lo que tiene, que a veces parece aquella tregua vivida en las trincheras durante la Navidad de 1914. El ejemplo más destacado estaba en la SER, donde Puyol consiguió poner de acuerdo en algo a Fernando Fernández y a Margarita Sáenz-Díez. Pero es que, ¡demonios!, si hasta este Trasgo podía estar de acuerdo con la esposa de Enric Sopena (cuídenoslo, que últimamente anda muy tenso y eso no es bueno ya a ciertas edades).
Según la periodista el de Puyol fue un «gol maravilloso» marcado por un jugador del que había «que destacar su humildad, su tenacidad y su buen fútbol».
BARRIENDO PARA CASA
En El Periódico, uno de sus columnistas, Gabriel Pernau, aseguraba que el pasado sábado, en Calella de Palagrufell, una patrullera de la Guardia Civil encendió las luces para sumarse «a la fiesta» del partido de la Selección. «Y se supone que por orden del mando que gobierna la nave, la acción se repite al finalizar el partido», señalaba, abriendo boca para llegar a una conclusión: «Muchos catalanes que, pese a que aún asocian la Rojigualda a represión y a cuartelillo de la Guardia Civil, quizá por primera vez ven con simpatía esta selección con alma azulgrana». Pues bienvenidos sean. Aunque lo de la Benemérita quedaba un poco forzado, la verdad.
TRAMPOSOS SIN ESCRÚPULOS
Sin salir de la prensa catalana, en La Vanguardia aparecía Fernando Ónega para leerle la cartilla al PP con lo de Ripoll. Fiel a su estilo de equidistancia aunque cargando más hacia el poder de turno, el gallego echaba su particular regañina a los populares por «jugar al tremendismo de presentar al Gobierno como un tramposo sin escrúpulos que ha usurpado los recursos del Estado para encarcelar a los adversarios». «Esto no es Cuba, supongo. Y si alguien quiere presentar así a la España de Zapatero, lo tiene que demostrar. Y por cierto: sería la forma más efectiva de acabar con él», añadía Ónega, siempre tan equidistante -ni ‘pa’ ti ni ‘pa’ mí-, como cuando confeccionaba boletines de la Guardia de Franco o escribía ciertos editoriales en Arriba.
FUEGO DE CONTRABATERÍA
De las páginas de El País podía destacarse la artillería desplegada contra el Tribunal Superior de Justicia de Valencia (TSJV) por la osadía de echar por tierra el operativo de Alfredo Pérez Rubalcaba, ministro mimado de dicho periódico, en Alicante.
Al menos conocíamos gracias al diario de Prisa que la operación Brugal no tomaba su nombre del conocido ron dominicano, sino de un acrónimo que significaba Basuras Rurales Gestión Alicante. Y del Faisán, nada de nada.
IDA DE PINZA
Antes de proseguir en el asunto, permitirán un inciso. En Elpais.com nuestro querido José María Izquierdo calificaba a Salvador Sánchez Terán, autor de una ‘Tercera’ en ABC de «gobernador civil del último franquismo en Barcelona y ministro de Transportes y Trabajo con Adolfo Suárez». Y claro, uno no podía dejar de recordar a Rodolfo Martín Villa, presidente de Sogecable y poseedor de un estupendo currículum semejante salvo en lo del ministerio, que a él le tocó el de Interior.
ESCATOLOGÍA ‘PÚBLICA’
En Público se notaba cierta querencia por lo escatológico, en el sentido fisiológico del término. Marco Schwartz, comisario político de Opinión, dejaba una frase de claras reminiscencias hamletianas: «Algo apesta en el PP valenciano».
Pero sin duda era Manuel Saco el que iba más lejos, queriendo emular a aquel Quico de El príncipe destronado, de Miguel Delibes, que tantas veces pronunciaba, fascinado ante las carcajadas del resto de la familia, la palabra tótem: «mierda».
Pues eso, que Saco también se iba por los mismos derroteros: «No es que el asunto sea una mierda, es que la mierda misma, empaquetada en bolsitas de plástico, era el objeto de deseo». Le faltó lo de caca, culo, pedo, pis.
BONO, AHORA SÍ
La noche del miércoles, tras el partido de la Selección, este Trasgo hizo un zapeo y paró en la competencia televisiva al ver al bueno de Carlos Cuesta entrevistando a María del Carmen Pérez, decoradora de las cosas de los Bono en Olías del Rey y Salobre. Poca novedad respecto a lo que ya afirmó en la entrevista realizada por LA GACETA meses atrás, aunque volvió a recordar que a ella, pese a lo pregonado por Ana Rodríguez, esposa del Rey Midas castellanomanchego, no le habían devuelto nada.
Mientras tanto, Andrés Aberasturi estaba a su bola, Ignacio Escolar le daba a un ‘tablet PC’ -él siempre tan ‘geek’-, Agapito Maestre llamaba la atención sobre el hecho de que aquí nadie moviese un dedo ante todas estas cosas de Bono y José Antonio Sentís recordaba cómo La Razón, en contraste con su actitud actual, abrió fuego hace casi una década con el patrimonio inmobiliario del presidente del Congreso. Bien está que esto vaya avanzando. Aunque a Pedro J. y Unidad Editorial, El Mundo incluido, les haya costado.
Que por aquí todavía recordamos cómo alguien de esa casa, persona muy cercana a su director, se choteaba y negaba el caso Bono cuando LA GACETA comenzó a publicar sus primeras informaciones.
¿Seguirá con el mismo parecer ahora que las informaciones comprometidas las publica Carlos Segovia en ese diario? Fijo que no.
Originalmente publicado en La Gaceta